Críticas de espectáculos

13 / Peripecia Teatro y Juan Carlos García / IV Muestra Artes Escénicas de Extremadura

Farsa del cártel para la Fe

La Fe se tiene o no se tiene porque no es una cuestión de la razón. Para los cristianos, la fe es un don de Dios y, por lo tanto, excluyente a un buen número de personas. No obstante, tanto los creyentes como los infieles, el ser humano tiene la necesidad sicológica de componer una cosmogonía con la que pueda justificar su existencia y evolución. Y, por si la cosa no tuviera una comprensión fácil, las últimas investigaciones científicas plantean el origen del universo en los agujeros negros, en el big bang, en la teoría de la relatividad.

 

Cuenta la leyenda católica que el 13 de mayo de 1917 –se aproximaba el fin de la Primera Guerra Mundial– que un ángel se presentó a tres pastorcitos en un lugar remoto y deprimido económica y culturalmente de Portugal. El 13 de julio volvió a aparecer para reafirmar que se les aparecería la Virgen en aquel lugar y les avisó con el temor del infierno para quienes no rezasen el rosario. El 13 de octubre del mismo año, ante setenta mil personas, las nubes descargaron una enorme tempestad de agua y viento, pero sobre una encina luminosa, la Virgen apareció.

Estos sucesos, que se filtran entre la fantasía y la realidad, han servido para que la compañía portuguesa Peripecia Teatro componga el espectáculo “13”, donde se narran tanto las apariciones marianas y las circunstancias anexas como toda una cosmogonía un tanto paródica, ingeniosa y singular.

La obra, con dramaturgia de la misma compañía y de José Carlos García que también asume la dirección, carece de una línea argumental definida. Es decir, se desarrolla por medio de una especie de gags o escenas independientes a modo de tiras gráficas de una publicación periódica. Estas escenas se unen por medio del juego escénico de la actriz y de los dos actores que interpretan diversos personajes sin solución de continuidad.

Este continuo cambio de personajes de forma instantánea, en un primer acercamiento al espectáculo, dificulta la comprensión; es decir, al no existir una trama definida, el público precisa prestar mucha atención para no perderse porque apenas hay referentes visuales y hay que intuir qué personaje es el que está hablando. En este sentido, la lectura del texto mejora considerablemente la construcción del discurso porque ya no es solamente la palabra, sino la diferenciación de los personajes lo que estructura las situaciones de cada escena que contribuye a la narración.

La pieza está compuesta por media docena de tiras cómicas y de un “Preámbulo (una fábula)”. Precisamente es en esta introducción donde se establecen algunos de los códigos y el contenido profundo del relato. Los intérpretes utilizan la palabra –en castellano– para jugar con unos elementos simples como son bolsas de plástico comunes que, según el color, le identifica su personalidad. El contenido de esta escena cuenta la controversia que tuvo el Papa con un supuesto Rabino en la Edad Media para que los judíos abandonasen la ciudad de Roma. Los judíos no enviaron al Rabino, sino al portero de la sinagoga que, al no entenderse por medio de la palabra, utiliza los gestos dando lugar a entendidos y sobreentendidos de gran comicidad.

Esta primera escena dibuja a la Iglesia Católica como una organización poderosa que se mueve a modo de un cártel mafioso manejando vidas, haciendas y voluntades tanto por el concepto del temor al infierno como por los mitos, leyendas y supersticiones a los que el ser humano necesita abrazarse para una posible salvación; los judíos evitaron la expulsión de Roma por astucia, pero las apariciones marianas en un momento doloroso como la guerra constituían un punto de esperanza para las gentes sendillas, y un excelente método de manipulación para que la Iglesia Católica afianzara su poder.

En “13”, aparece el Papa como una especie de capo para construir un argumento milagrero con el que sacar beneficios económicos, entre otros. Envía a un relator al lugar de las apariciones para investigar acerca de la posible aparición de la Virgen –“al fin del mundo / Portugal”, dice un personaje– donde hay una población que solo posee unas cabras y tiene una tasa de analfabetismo del 80%, y la miseria les llena de necesidades: contrata a un arquitecto para construir un santuario monumental, a un compositor que haga una melodía pegadiza, a un poeta que dicte unas letrillas fáciles de entender, a un escultor, a un perfumista que compongan todo un entramado mercantilista alrededor de la aparición de la Virgen. Es decir, para “enseñar el camino de la fe que dependerá del donativo, cuanto más cuantioso el camino será más corto…” En fin, el episodio de la reclusión de la joven Lucía en Oporto donde nadie la conocerá resulta patético, aunque a la vez cómico por la forma de exposición; la convencen de “fuiste escogida para llevar vida de santa en el convento (…) aprenderás a leer y comerás gratis patrocinado por la Santa Madre Iglesia”. Nada que comentar.

Aparte del negocio de las apariciones marianas no solo en Fátima, sino en Zaragoza, en Guadalupe, Lourdes…, la pieza describe una graciosísima parodia acerca de la creación del universo. En paralelo a la versión bíblica, surge el Diablo como programador de un videojuego que hay que actualizar con la versión 2.0; hay que revisar el comportamiento de los primates que habitan el planeta porque el videojuego necesita un antivirus; vaya, todo un símil que derrocha comicidad.

La narración dramática se completa con la intervención del poeta portugués Fernando Pessoa que, aunque parezca fuera de contexto, ciertamente es el personaje que apunta cordura a los intereses eclesiales; para él, el Cristo Jesús tuvo que huir del cielo porque su padre, que no es su padre porque es una paloma…; Pessoa prefiere al ser humano como el Niño Jesús. 

Con todo, “13” parece una enorme ensalada de conceptos y propuestas de pensamiento donde se replantean los dogmas de la Trinidad, el de la Concepción, la infalibilidad del Papa, y la supuesta misión espiritual de la Iglesia Católica. Por supuesto, con la exposición en un discurso de farsa, el contenido parece pasar de puntillas sobre la crítica, pero la obra posee la suficiente contundencia para, entre bromas y veras, poder reflexionar.

En “13”, la compañía portuguesa plantea una puesta en escena que juega con el doble sentido de la palabra para dibujar a unos personajes llenos de contradicciones; se juega con una expresión gestual de extraordinario valor escénico. El humo y la colección de paraguas conforman una escenografía operativa –bambalinas, naves espaciales, lluvia…– con un gran efectismo visual. Bueno, el juego de los paraguas que están abiertos sobre el suelo tras los que se ocultan y aparecen los personajes a modo de marionetas en diversos lugares, hay que apuntarlo como una solución genial.

En resumidas cuentas, puede considerarse que “13” es un excelente trabajo escénico de la compañía Peripecia Teatro que emplea la farsa para contar unos hechos y unos métodos de la Iglesia Católica que ponen en tela de juicio. En este sentido, la lectura del texto parece fundamental.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: 13. Dramaturgia: Peripecia Teatro y José Carlos García. Intérpretes: Ángel Fragua, Noelia Domínguez y Sergio Agostinho. Montaje y operación de luz y sonido: Pedro Carvalho. Iluminación: Paulo Neto. Dirección: José Carlos García. Compañía: Peripecia Teatro. Sala Gran Teatro de Cáceres. IV Muestra Ibérica de Artes Escénicas (MAE)


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