Hoy domingo 19 de junio de 2011, asistimos a las marchas que el movimiento 15 M ha convocado en más de 50 ciudades de nuestro país. Cuando parecía que estábamos más perdidos y aislados que nunca, más acomodados y callados… la voz de los indignados toma la calle y los foros, las plazas y los megáfonos para denunciar tanta inmundicia y desvergüenza. Los que no tenemos nada que perder porque la honestidad tiene el valor de lo inmaterial e intangible nos plantamos: las acampadas tienen el valor metafórico de parar, plantarse, stop… ¡Basta ya! De la capacidad y fuerza de las redes sociales para la difusión y adhesión al movimiento da cuenta Facebook y twitter; su definición ya está integrada en Wikipedia: El Movimiento de indignados 15-M es un movimiento ciudadano vigente en España el día 15 de mayo de 2011 con la intención de promover una democracia más participativa alejada del práctico bipartidismo PSOE-PP y dominio de bancos y corporaciones, así como la auténtica división de poderes y otras medidas democráticas. Aglutina a parados, mileuristas, amas de casa, inmigrantes y ciudadanos en general con un lema: «No somos marionetas en manos de políticos y banqueros». «Democracia real ¡YA! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros».
Diana Taylor 1 , catedrática de Performance Studies de la Universidad de Nueva York y directora del Instituto Hemisférico de Performance y Política de Nueva York sostiene que el concepto de performance incluye, pero no puede reducirse a los términos que usualmente se utilizan como sus sinónimos: teatralidad, espectáculo, acción y representación. Taylor señala «que las performances operan como actos vitales de transferencia, permitiendo el saber social, la memoria y el sentido de identidad a partir de acciones reiteradas (…). Performance en un nivel constituye el objeto de análisis de los Estudios de Performance que incluyen diversas prácticas y eventos como la danza, el teatro, los rituales, las protestas políticas, los funerales. Estas prácticas suelen tener su propia forma, sus convenciones y su estética, y son claramente enmarcadas y separadas de otras manifestaciones sociales de la vida cotidiana». Una protesta social puede ser una performance. Consideremos el ejemplo de las caceroladas como la de las madres en la plaza del 2 de mayo en Argentina o cacerolazos históricos en la mayor parte de los países de América Latina. En Madrid, algunas manifestaciones con motivo de la intervención en la guerra de Irak o algunos de los actos con motivo de los atentados del 11M.
Así, según esta acepción de performance, cualquier acción de intervención socio-política es considerada performance, y por tanto, eventos, prácticas de la vida pública, tales como marchas militares, la resistencia pacífica, la política electoral, ciudadanía, género, etnicidad e identidad sexual, son considerados como performances en el sentido de que sirven para conocer manifestaciones y prácticas socio-culturales, a través del cuerpo, de la acción y del comportamiento social. Está conectado con la memoria, en el sentido que señala Taylor: «la memoria es un fenómeno del presente, una puesta en escena actual de un evento que tiene sus raíces en el pasado. A través de la performance, se transmite la memoria colectiva.
Performance, término derivado de la palabra francesa parfournir, significa realizar o completar un proceso. La teoría de performance viene de estudios antropológicos que se enfocan en dramas sociales y colectivos y de estudios teatrales». Así, todas las manifestaciones del movimiento 15 M son performativas al transmitir la memoria de los indignados y porque esta acción, modifica, irreversiblemente, nuestra realidad.
[1] Diana Taylor desarrolla la relación entre política y performance en “El archivo y el repertorio: una perspectiva feminista sobre la transmisión de la identidad”, su comunicación recogida en La escena imposible ante el globo mundial (2003), editado por Fundación Autor.
