Negro & negro

45 años no son nada

Parece que fue ayer cuando Salvador Távora creó Quejío, un quejío capaz de reflejar la opresión del proletariado andaluz en manos de la oligarquía de la época. Espectáculo dotado de una gran fuerza escénica y de una compleja simplicidad. Da la impresión que cuarenta y cinco años no han sido nada, que todo sigue parecido. El montaje, basado en el cante, en el baile y en imágenes muy poderosas, mantiene una vigencia y una actualidad que nos dejan la sangre encogida. Quejío es una ceremonia lenta, tensa, pausada. Es una metáfora brutal de este ‘quejío’ nacido del cante hondo y convertido en un grito desgarrador.

El teatro puede existir sin maquillaje, sin vestuarios, sin escenografía, sin iluminación, sin efectos de sonido, sin adornos, ni parafernalia ninguna. En Quejío, además, sin texto dramático. Unicamente es necesaria la comunicación entre actor y espectador. El teatro es «lo que sucede entre el espectador y el actor», teorizó Grotowski cuando desarrolló sus teorías sobre el Teatro Pobre.

Este quejío, convertido en metáfora de sí mismo, es rico en sensaciones, sentimientos, experiencias y tripas. Es un grito roto, desgarrador… desde la lucha y la impotencia hasta la supervivencia, la desesperanza o la huida. Todo es cantado y bailado. No se representa, sencillamente se muestra. De ahí nace su fuerza, su sinceridad y su verdad. Quejío es un cante jondo, nacido de las entrañas de Andalucía. Es una denuncia de la violencia y de la opresión. Quejío es una provocación ahogada por la fuerza del sistema. Y los silencios…, y la quietud… de la mujer acallada. Mujer, constituida en apoyo y pilar invisible del oprimido, situada todavía un escalón por debajo de él. Como casi siempre, como hoy día. Sombras, personajes atados a unas cuerdas, represión y lucha por la libertad. Raíz identitaria andaluza elevada a la categoría de Universal.

Quejío se estrenó en Sevilla el 15 de febrero de 1972. Dos meses más tarde en París. Fue tal el impacto y el éxito que catapultó a La Cuadra de Sevilla al mundo y la llevó a a realizar más de 700 funciones a nivel internacional. Únicamente 26 se representaron en Andalucía. Se reestrena cuarenta y cinco años más tarde un 15 de febrero de 2017 en el Teatro Salvador Távora de Sevilla. Los tiempos han cambiado pero sigue existiendo una justicia desigual para los españoles, sigue existiendo un techo de cristal para las mujeres, sigue existiendo la deflación de los salarios y la inflación de los costes de la vida, sigue habiendo discriminación racial, sigue habiendo censura, continúan los abusos, la libertad de expresión está amordazada, la hipocresía política es un valor en alza y la intolerancia institucional hieren de muerte una democracia de chichinabo. Al fin y al cabo, 45 años no son nada.


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