Diktat es un análisis. Es, bendita paradoja, teatro analítico y absolutamente pasional. Se enfrenta a un análisis descarnado y sin fisuras éticas o panfletarias de los comportamientos de hombres y mujeres y las consecuencias de dichos comportamientos en un contexto de guerra civil. Una guerra civil, ésta de Diktat y tantas todas, impulsada por sentimientos nacionalistas y de distingo racial.
Descripción
Dos hermanastros, Piet y Val, pertenecientes a los dos bandos que parten en dos la vida civil durante las contiendas, son los únicos personajes sobre la escena. Ellos concentran la acción y como si mirásemos a ese espejo antiguo que Talía abrillanta siglo a siglo, reflejan, con su enfrentamiento tanto a través de la acción como a través de la palabra, la triste realidad de un desencuentro fraternal propiciado, animado y viciado por intrigas e intereses de orden político.
“Una rana estaba estaba en la orilla de un río, un escorpión se le acercó y le preguntó:
– ¿podrías pasarme sobre tu lomo al otro lado?
La rana respondió:
-¡No!, eres un escorpión y me picarías
El escorpión contrariado dijo:
-No lo haré, ¿no ves que si lo hiciera moriríamos los dos?
A la rana este argumento le convenció y acepto pasar al escorpión
Cuando estaban a mitad de camino, el escorpión pico a la rana,
Mientras esta se hundía pregunto al escorpión:
– ¿por qué lo has hecho? Ahora nos ahogaremos los dos
El escorpión respondió:
– Es mi naturaleza
Diktat contiene un profundo análisis de la naturaleza humana. Sin embargo, esta pieza no nace con la intención de dar respuestas, más bien lo contrario. Como todo buen teatro, que huye de moralismos y adoctrinamientos, que sabe que la verdad, como señalaba Aristóteles, está en algún punto medio del camino entre dos discursos, Diktat nos sumerge en un proceloso mar de preguntas sobre la verdadera esencia del ser humano.
¿Es lo humano comportarse como la rana de la fábula?
¿O será lo humano comportarse como el escorpión?
O como dice el personaje de Val:
“Y sin embargo ese desastre irreversible al que denominamos lo inhumano
¿acaso no es más real que esa mezcla inestable de respeto y compasión que llamamos humano?”
Trasladar esta incógnita y muchas más abiertas por este magnífico texto es nuestro objetivo y la base fundamental de nuestra relación con el público. Vivimos en un mundo en el que la guerra y el genocidio están a la orden del día: Chechenia, Congo, Rwanda, Kosovo, la población Kurda o los hechos acontecidos en Gaza y que hemos podido seguir por televisión son sólo algunos ejemplos de genocidios que se están llevando a cabo ahora mismo. Todas estas guerras están propiciadas por intereses económicos de las potencias del primer mundo. Sin embargo, sería ingenuo no tener en cuenta que una guerra no se puede llevar a cabo desde un despacho. Tiene que existir una semilla de violencia y de odio en el interior de aquellos que ejecutan las guerras y las acciones de genocidio. Y es en este punto fundamentalmente donde queremos hacer hincapié en nuestra representación.
Preguntarnos si el odio hacia el otro es inherente al ser humano, si no podemos escapar de un destino marcado por la necesidad de ejercer la violencia sobre el que tenemos más cerca.
Ficha artística
Piet – Alberto Iglesias
Val – Pablo Rivero
Autor – Enzo Cormann
Dirección – Javier Hernández-Simón
Escenografía y vestuario – Bengoa Vázquez
Espacio sonoro y música original – Álvaro Renedo Cabeza
Iluminación – Txabi Pastorius
Traducción – Fernando Gómez Grande
Fotografía David Gavás
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