‘Italianeses’ indaga en la construcción de las identidades en los campos de refugiados
Dirige y protagoniza Riccardo Rigamonti, autor de ‘Kohlhaas’
Tras sorprender la pasada temporada con ‘Kohlhaas‘, Riccardo Rigamonti vuelve al Teatro del Barrio de Madrid con otra obra de teatro de narración: ‘Italianeses‘, de Saverio La Ruina, uno de los dramaturgos italianos más importantes de las últimas décadas. La obra, que se representará en este teatro durante cuatro sábados desde el 14 de enero, explora el concepto de identidad en las personas refugiadas y migrantes. Y lo hace a través de los ojos y la voz de uno de los grandes personajes del autor: Tonino Cantisani.
Nacido en 1951 en un campo de concentración albanés, de madre albanesa y padre italiano, el personaje de Tonino se ve encerrado en el campo hasta bien cumplidos los cuarenta años, después de que el régimen del dictador albanés Enver Hoxha les negara, a él y a su madre, la posibilidad de entrar en Italia. La ausencia del padre es el leitmovit central del espectáculo. La vida de Tonino transcurre marcada por la nostalgia por un padre del que apenas sabe nada y la imagen ficticia que se ha hecho de él. Además, con un tono ligero, poético y una mirada cándida, Tonino nos habla también de su pasión por las telas o su amor a una joven en el campo.
Una aberración olvidada
Tonino y su madre son víctimas de una tragedia hoy olvidada, a la que los libros de historia apenas hacen alusión: al final de la Segunda Guerra Mundial, miles de soldados y personas civiles italianas permanecieron atrapadas en Albania con la llegada del régimen dictatorial, obligadas a vivir en un clima de terror, sujetas a violentas persecuciones. Acusadas de realizar una actividad subversiva, la mayoría fueron condenadas y enviadas a Italia. Pero muchas mujeres y menores se internaron en campos de prisioneros. Estas personas vivieron en casas rodeadas por una alambrada, controladas por la policía secreta del régimen. Personas sometidas a constantes interrogatorios, trabajos forzados y torturas. Tras más de cuarenta años, en 1991 se reconocerán como refugiadas por el estado italiano, y 365 de ellas llegan al «Bel Paese», convencidas de que serán recibidas como héroes. Paradójicamente, no sucede así, se consideran extranjeras: italianas en Albania y albanesas en Italia.
La Ruina (creador de la compañía Scena Verticale y promotor desde 1999 del festival de teatro contemporáneo Primavera del Teatro, galardonado, entre otros, con el Premio Ubu en 2009), recurre en Italianeses a las constantes de su teatro: la noción de la escena dramática como instrumento de comunicación útil para la transmisión de un contenido de corte social e ideológico; las historias de identidad oprimida y vilipendiada; personajes que viven traumas, casi al límite de lo humanamente soportable; recurre al «teatro de narración», un género teatral en crecimiento desde los años 90, a partir de una puesta en escena a partir de un «actor-personaje».