No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Cuanta sabiduría resumida en tan pocas palabras. Cuando uno va posponiendo cosas por hacer, estas se acumulan, se acumulan y se acumulan, llegando a ser una madeja de lana completamente enredada donde se hace difícil encontrar una punta con la cual empezar a tejer. Salvo algunos seres superiores capaces de vivir una vida completamente ordenada, seres provenientes de quizás que mundos paralelos al nuestro, la mayoría de nosotros siempre tendremos algo por hacer porque simplemente lo hemos pospuesto para un mejor momento, mejor momento que por supuesto jamás llega.
En más de alguna ocasión, por dejar pasar el momento en que se deben hacer las cosas, después cuando se quieren hacer, ya es demasiado tarde y se hace muy difícil, sino imposible, lograr hacer lo que en el momento en que se requirió una acción de nuestra parte, simplemente no la hicimos.
La causa puede ser variable; el cansancio, la desidia, la falta de interés, el estar entusiasmados en otra cosa, pero sea cual sea el motivo, aparentemente la dificultad futura para hacerlo, se incrementa de forma exponencial requiriendo un esfuerzo cada vez mayor.
Otra cosa es con guitarra, después de la guerra todos son generales, y otros muchos dichos populares, afirman que, ante una situación determinada, no es lo mismo opinar sobre las inacciones de otros, que ser el otro.
El ponerse al día debería ser una prioridad diaria, un ideal, porque siempre quedan cosas atrás. Por supuesto, como todo ideal que se precie de tal, en la práctica es imposible, aunque deseado.
Se produce un fenómeno similar al de las deudas económicas que, al no pagarse, se van incrementando con los intereses aplicados y después se hace imposible pagar.
No es necesario solucionarlo todo de una sola vez, pero si, ir solucionando gradualmente.
Aunque esté muy alejado de una mentalidad ingenieril, creo que no es malo el hacer una lista de los pendientes e idealmente ordenarlos por nivel de prioridad, de lo más fácil a lo más difícil, y si ponemos nuestros esfuerzos en ir tachando las tareas una a una, como la dificultad es creciente, ni nos daremos cuenta cuando hayamos solucionado ese problema irresoluble en nuestras mentes, pero no tan complejo de ser abordado en la práctica.
En eso estoy. Creo estar a mitad de camino de mis pendientes y aunque ahora se viene lo más duro, hasta el momento no se me ha hecho tan complejo el ir incrementando el grado de dificultad.
Sin ir más lejos, hace más de un mes que no escribía ni una sola palabra, y como no creo haber agotado el diccionario en mi cabeza, intentaré ponerme al día, no solo para los portales para los cuales escribo, también en lo que a poesía y cuentos se refiere.
Por supuesto me debo haber oxidado un poco, pero andar en bicicleta no se olvida y el escribir espero que tampoco. Los primeros escritos quizás no me resulten muy coherentes, pero ya empecé en esto de ponerme al día y confío absolutamente en la mejora continua del resultado.
No pretendo un premio Nobel, solo llevar a escritura mis pensamientos y fantasías silenciosas.
