Foro fugaz

Beckett Prohibido

Aunque usted no lo crea, ocurre. Se prohibió la representación de Esperando a Godot de Samuel Beckett, porque la obra no cumplía con las reglas de paridad de un Centro Cultural de la Universidad de Groningen en Los Países Bajos. Demasiados hombres en escena fue el veredicto de las autoridades del Centro Cultural para suspender el estreno de la obra ensayada en su versión original por la Universidad Local.

Demasiados hombres en escena, y se suspendió el estreno de la obra, porque las reglas del centro cultural exigen paridad. No bastó para detener la prohibición, explicar que la mayoría del personal de producción era femenino. La paridad debía ser en escena según las reglas del Centro.

El director Oisin Moyne argumentó que Beckett se opuso explícitamente a que se modificara el sexo de sus personajes, tal vez porque sospechaba la tentación del cambio de sexo para sus criaturas. No hubo manera, la dirección del Centro no escuchó los argumentos, tanto del director, de la directora de producción de la obra y del propio y celebérrimo Samuel Beckett. Nada, o paridad o no había obra. Con ese criterio muchas obras deberían prohibirse: al vuelo pienso en La Casa de Bernarda Alba de García Lorca, o en la reciente obra de Juan Mayorga, Amistad, o en Arte de Yasmina Reza, sin olvidar La tempestad, de Shakespeare… Demasiados hombres, demasiadas mujeres, Eurípides y sus Troyanas quedaría excluido.

Los excesos a los que se ha llegado rebasan la razón. Un grupo de trans que exige que los papeles de esta sexualidad sean interpretados por personas de este nuevo género, los indígenas canadienses que protestan si ellos son representados por actores en una obra de Lepage, etc. Si seguimos así, la mafia italiana va a manifestarse si un mafioso no es representado por otro mafioso, un soldado por un militar, un cura por otro cura, y así ad nauseam.

El teatro es representación, ilusión y aspira a su propia verdad. Un actor es un oficiante que se inviste y un mal actor será un mal actor aunque represente su propio personaje, es algo que les cuesta trabajo entender a estos nuevos integristas. Y lo ocurrido en Holanda es apenas un pequeño ejemplo de lo que ocurre en esta sociedad en donde todos quieren que las cosas sean a su medida, y ese nivel suele ser muy elemental.

Vivimos una época desaforada, histérica, hipócrita. Los bien pensantes quieren imponer su visión del mundo, hay palabras prohibidas, se quiere neutralizar el lenguaje con miras a la ‘inclusión’, se quiere anular la Fiesta Brava en nombre del bienestar animal, mientras se cierra los ojos ante otros excesos de nuestro tiempo. El teatro puede convertirse en una zona insípida, bien pensante, un intercambio de ideas planas, especie de conversación colectiva, graciosa y edificante. Como las exigencias del ‘arte socialista’ de la era soviética, en donde debía exaltarse el sometimiento al régimen.

Lo ocurrido en Holanda es anecdótico, pero da fe de las tendencias de esta era en la que hay que se inclusivo y mediocre para alcanzar una satisfacción colectiva. Seamos planos para no herir a nadie.

Pero no todo está perdido; aquí en París se anuncia el montaje de En attendant Godot (Esperando a Godot) con sus cinco personajes masculinos, en una puesta en escena magistral de Alain Françon, según la crítica. Repertorio clásico que revive y se reinventa con el talento de su tiempo.

París febrero de 2023


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Un comentario

  1. Buenas tardes. Gusto en saludarle y leer ésta noticia. Muchas gracias, un tema que nos dará mucho que reflexionar.
    Saludos cordiales.
    Magalys Álvarez R.

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