Sud Aca Opina

Estoy feliz

Esta mañana me levanté feliz.
Es que anoche pasé por el dormitorio de mis hijos, quienes dormían plácidamente en sus camas después de todo un día de juegos de vacaciones y les di un beso en la mejilla. Después fui a la cocina y con mi esposa compartimos un aperitivo, algo sencillo que comer y palabras livianas sin ínfulas de pretender arreglar el mundo. De ahí a la cama que, para ser verano, estaba agradablemente fresca. A mi señora le gusta ver televisión hasta tarde, por lo que le regalé un par de audífonos inalámbricos. Me despedí con un beso suave y un cariñito en su pelo, media vuelta y a dormir.
Tengo la increíble suerte de vivir en una isla citadina donde la naturaleza no es de cemento, por lo que el canto de los pájaros me cantó al despertar ¿Quién necesita un gallo o un despertador digital si decenas de pájaros me recuerdan que el día comienza?

Con mucho cuidado para no despertar a nadie, me preparé un café de aroma inigualable y aunque parezca extraño, disfruté lavando un par de platos y ordenando lo que la noche anterior dejamos por ahí.

Esta mañana me levanté feliz.
Mi familia está sana, tengo una casa donde vivir, con mi señora peleamos de vez en cuando, pero en general estamos bien, tengo una cama donde dormir, electricidad a disposición y agua potable sin restricciones, vivo con la naturaleza necesaria a mi alrededor, no tengo lujos, pero todo lo necesario para vivir…

¿Tengo problemas?

Por supuesto ¿y quien no?

Solemos hacer verdaderas tragedias griegas de problemas leves, sin darnos cuenta de lo afortunados que somos por el solo hecho de existir.
Nuestra existencia es infinitamente improbable.

El doctor Ali Binazir publicó un artículo en un blog de Harvard refiriéndose a esta probabilidad infinitesimal. Expone con datos duros, el cómo llegó a esta conclusión, la que en resumen es que la posibilidad de que una persona termine siendo exactamente esa persona y no otra es la misma que la de que dos millones de personas se juntasen para jugar cada uno con un dado con mil billones de caras y que todos sacasen el mismo número, es decir, casi cero.
¿Y aun así de vez en cuando nos sentimos infelices?

Esa eterna insatisfacción debe ser manejada para no transformarse en depresión, sino que en caminos viables para encontrar nuevas soluciones a los problemas de siempre. Suena fácil, pero sin duda es otra de las complejidades del ser humano.

El problema de un padre pobre es llevar comida a la mesa de su familia, mientras el de una señora multi millonaria, es que la peluquería pueda estar cerrada.

No voy a recurrir a la más que gastada frase del vaso medio lleno o medio vacío, simplemente gritar a los 4 vientos, que siempre se puede ser feliz, eso, si se hacen los esfuerzos necesarios para serlo. La felicidad se encuentra a nuestra disposición en todo momento y en todo lugar.

¿Es tan difícil decir una palabra amable?

¿Por qué se está olvidando eso de pedir por favor y dar las gracias?

¿Por qué estamos perdiendo gradualmente la capacidad de empatizar con el otro?

¿Por qué nos negamos a la felicidad de nuestra existencia?

Cada uno tendrá su respuesta.

Al menos yo, esta mañana me levanté feliz, y me prometo hacer todos los esfuerzos necesarios como para seguir estándolo.


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