Teatro y rebelión en el ‘Paraíso perdido’ de Helena Tornero que dirige Andrés Lima
La obra, adaptación del poema épico de John Milton, se verá en el Teatro Arriaga el sábado
El Teatro Arriaga de Bilbao acoge este sábado, 25 de marzo, la obra ‘Paraíso perdido‘, una adaptación teatral a cargo de Helena Tornero basándose en el poema épico publicado por John Milton en el año 1667, que explicaba la tragedia de la caída del hombre, pero también narraba la caída de Satanás. Andrés Lima se encarga de dirigir este montaje, llevado a escena por un elenco formado por Pere Arquillué, Cristina Plazas, Lucía Juárez, Rubén de Eguía, Elena Tarrats y Laura Font.
Reivindicado por los románticos como el verdadero héroe, el Satanás de Milton simboliza el rebelde sublevado ante la tiranía del cielo. Porque antes de la caída del hombre está la historia del ángel caído. La historia de una rebelión fracasada y sus consecuencias, que condicionaran el destino del hombre y de la mujer. Dios y Satanás, obediencia o rebeldía. Adán y Eva. Estos cuatro personajes protagonizan este cuento lleno de rabia y furia, contado por un ciego (Milton) que significa una cantidad considerable de nuestra cultura occidental. Este montaje es el intento de comprender nuestros comportamientos, de saber si la Fe es sólo un plan preconcebido para asegurar la obediencia; si la espiritualidad es la intangibilidad de la libertad o la perpetuación del miedo.
Pero además de una celebración de la belleza del lenguaje de Milton, este ‘Paraíso perdido‘ quiere construir también un homenaje al oficio del comediante, tantas veces vilipendiado, menospreciado y demonizado por su capacidad fascinante de transformación y de transgresión. A los cómicos no se les permitía acercarse a las ciudades, porque se temía que su oficio pudiera contaminar las gentes de buena fe. Eran, por tanto, considerados en cierta manera “malos”. Qué útil disponer de alguien que lleve el calificativo del mal. Eso permite a los demás parecer más buenos. Más celestiales. De eso también habla Paraíso perdido. De las estrategias del poder. De la construcción de un enemigo.
Son muchos los que han intentado, a lo largo de la historia, hacer desaparecer el teatro. Pero el teatro lleva en sí, como el ángel caído, la semilla de la rebelión. Siempre está ahí, dispuesto a levantarse para luchar de nuevo. Si hay algún oficio artístico que sabe de caer y volver a levantarse, es el teatro. Es ese hijo rebelde que nos recuerda que no somos perfectos.
En esta adaptación teatral se ofrece al público la oportunidad de sentirse parte de cada una de las diferentes tribus que se enfrentan en el espacio teatral, metáfora del universo: ángeles, demonios, actores, actrices, mujeres y hombres. Un viaje al lugar del otro, el opuesto, el diferente, un dejarse atravesar por las palabras de Milton y descubrir qué parte hay en cada uno de nosotros de ángel, diablo, hombre, mujer, comediante o espectador.