Aprender a ser uno mismo, buscar un camino que nos represente, aprender las reglas para después liberarse: No hay que perder las oportunidades creativas que nos da la vida frente a las grises fronteras de nuestros temores. Audacia y determinación aún con el riesgo del ridículo y el fracaso. Creer en uno mismo y avanzar; forjar un estilo que nos distinga, esa es la meta. Ser actor de su propia vida.
Leí, ahora no recuerdo la fuente, que hay dos maneras de narrar, una es por la importancia de lo que se narra, otra es por la forma en que se narra, es decir por el estilo. Y el estilo es fundamental en la creación artística, por ende, teatral. Personalizar la creación, convertirse en un caso único (con o sin seguidores), abandonar el confort de manuales en donde todo queda resuelto en teoría. Abordar la creación con locura y talento, libertad y potencia, riesgo y memoria; no siempre es posible, pero esa fuerza es la que impacta la memoria del espectador.
Por supuesto que el talento crea el estilo, pero también encontrar la manera puede ser un camino para trascender limitaciones. ¿Cuántas veces nos quedamos al pie del muro por falta de audacia? ¿Cuántas veces nos perdemos en nuestra confusión disfrazada de conocimiento?
Quiero recordar el impacto que causaba Orson Wells, figura y genio, genio y fuego; quiero pensar en el inconfundible Fellini, el Mago, el maestro, el fellinesco Fellini; y cómo no recordar la simbólica panza, no la de Sancho, sino de Hitchcok, y así. Entre los actores y actrices más impactantes encontramos a aquellos que dejaron a un lado la facilidad de lo común y corriente. Bueno, reconozcamos que la belleza es un factor de impacto, pero los hay que a través del tiempo han encontrado una personalidad, una grandeza, un toque…
Albert Camus lanza en su obra Calígula: …tu poema ha de ser hermoso, pero si quieres mi opinión a todo eso le falta sangre… y libremente interpreto que al poeta de la corte le falta eso que distingue, ‘el duende’ como decía Lorca. Pero ‘el duende’ puede ser un don innato, aunque también el resultado de un trabajo serio. Picasso dijo, La Inspiración existe, el toque de genialidad, la idea feliz, la mano celestial que te da eso que no eras capaz de encontrar, pero la única forma que hay de que te alcance es si trabajas, si investigas, si peleas, si vas a por ello porque de otro modo no esperes milagros. No hay remedio, el trabajo llama a la inspiración, y ahí aparece la diferencia, el detalle, el estilo, la libertad. Esfuerzo y constancia, fuentes de la inspiración.
Curiosa paradoja, disciplinarse para obtener la libertad, por lo menos en el arte. Libre y con características propias, eso forja la diferencia, lo irrepetible: el estilo. El dramaturgo, le director de escena, el actor, el escenógrafo, el músico… Para el actor, ser los demás para llegar a uno mismo…
¿Hasta qué edad podemos forjar un estilo? ¿Hasta qué edad podemos cambiar? Como diría el clásico, that is the question… En fin, desde mi trinchera opino que nunca es tarde para intentarlo y que a partir de hoy voy a forjar un estilo, como que hoy mismo empieza la primavera. Como lo cantó Antonio Machado en su poema A un olmo seco:
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
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París, marzo 2023
