Sud Aca Opina

Envolver bien el paquete

Siempre me ha gustado envolver los regalos de navidad de manera especial. No me basta con un simple papel colorinche pegado con cinta adhesiva y una cinta hecha rulos, para estar satisfecho con mi trabajo. Ya sea que al paquete le ponga diferentes papeles con cuidados dobleces para cambiar la geometría o la cinta no sea la típica, pero la envoltura debe tener algo diferente. Estoy convencido que por el solo hecho de que el envoltorio sea especial, el contenido se valoriza, no en dinero, sino por su carga de preocupación.

Esto del cuidado envoltorio, no solo se aplica a los regalos, está por todos lados.

Aunque no sea exactamente un regalo, cuando un bebé comienza a ingerir comida solida ¿qué hacemos? envolvemos el hecho disfrazando la cuchara de avioncito intentando aterrizar en la boca del bebé. Y funciona, es un engaño, pero funciona.

Por internet circula más de un video donde se nos muestra como algunas mujeres de maléficas experticias, logran envolver el paquete poco agraciado, con el maquillaje adecuado en lugares indicados, a manera de poción mágica capaz de convertir a la rana en princesa. No bastando con este artificioso envoltorio, el paquete termina siendo envuelto en prendas que pondrían nervioso hasta al más asceta de los monjes de reclusión, esto, hasta que llega el momento clave, donde alcohol de por medio, el envoltorio habrá hecho su labor y el contenido habrá pasado a segundo lugar.

Los políticos se han vuelto unos verdaderos expertos en la pseudo ciencia de envolver paquetes. Envuelven sus campañas para una posible elección a tal o cual, puesto, no necesariamente de trabajo, con promesas grandilocuentes, por supuesto incumplibles, vistiendo al lobo con piel de oveja, e incluso, contratando asesores de imagen para que les ayuden a empaquetar las mentiras de bienestar social.

Tampoco el mundo del arte se libra de esta práctica. ¿Cuántas veces no hemos sentido que una obra de arte está sobrevaluada solo por el hecho de que el creador ha logrado hacerse de una valerosa reputación? Para nadie es un misterio de que incluso el mundo de la creación donde teóricamente se debería apelar a los sentimientos, se ha transformado en un negocio más, como tantos otros.

Una mente brillante de mal aspecto provoca más recelo que un delincuente con traje de diseñador y corbata italiana.

El contenido del paquete ya no importa, e incluso pocos se lo cuestionan, lo importante es el envoltorio. Guiarse por la primera impresión siempre ha sido peligroso. Más conveniente sería ir descubriendo gradualmente la muñeca rusa incluida dentro de la otra, hasta llegar a la última, la verdadera.

Es difícil no sucumbir a los encantos de una buena presentación. Si no me creen pregúntenle a Eva, y eso, a pesar de que he escuchado por ahí, que la manzana ni siquiera estaba tan dulce. Ahora, si entramos en el terreno de las fake news, se abre un infinito de envoltorios para lo que sea. No nos dejemos engañar por el avioncito capaz de hacernos tragar cualquier cosa. Se que es difícil, aunque no imposible.

Por el momento, seguiré envolviendo los paquetes a mi manera, no con el afán de engañar, sino para hacer más grata la entrega.


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