Triste aniversario
Este año en mi país se cumplen 50 años del brutal golpe de estado con el que los militares sacaron de la presidencia a Salvador Allende a punta de balas y atrocidades impensables. Comenzó a primera hora de la mañana de un día 11 de septiembre de 1973, aunque su planeamiento en realidad había comenzado, incluso antes de que allende asumiera la presidencia, y por supuesto, la logística y los pasos a seguir, habían sido meticulosamente estudiados bastante lejos de nuestras fronteras, a unos miles de kilómetros al norte.
Aunque algunos lo justifiquen hasta el día de hoy afirmando que el desarrollo económico que estaba en vías de sacarnos del subdesarrollo es gracias al general, afortunadamente una minoría obtusamente ciega, de los cuales un grupo se enriqueció y otros solo son ratas siguiendo al flautista, lo que es absoluta y rotundamente incuestionable, es el grado de brutalidad irracional con que las fuerzas armadas actuaron para exterminar a sus enemigos.
Quien ha sido joven y no ha abrazado ideales de cambio, nunca ha sido joven, por lo que la mayor parte de esos enemigos, eran jóvenes idealistas con el anhelo de cambiar el mundo, empezando por derrocar a los militares golpistas.
Entre unos y otros, se declaró una verdadera guerra, donde la fuerza jamás estuvo equilibrada. Hoy se sabe que, por un lado, los militares tenían todos los recursos posibles, tanto propios como de su amiguito, el gigante del norte, y por otro lado los jóvenes hacían lo que podían con lo poco que tenían.
No justifico la violencia ni de un lado ni del otro, porque la violencia solo surge cuando se acaban los argumentos.
En esa época oscura, surgió una casta de intocables tanto civiles como militares. Unos verdaderos semi dioses con la capacidad de dirigir los destinos del país y sus habitantes por medio de leyes expres que llamaron, bandos.
Siempre, y en todo ámbito, no son los jefes quienes se ensucian las manos. El dueño de un taller mecánico tiene las manos impecables, mientras sus empleados tienen hasta las uñas saturadas de grasa.
Del mismo modo, durante la dictadura, los altos mandos jamás asesinaron ni mataron a nadie, para eso tenían personal especializado en la suciedad, y dentro de este grupo, estaban quienes estaban encargados de recopilar información. Eso es un eufemismo porque en realidad eran enfermos de la cabeza especializados en el sufrimiento humano para doblegar a un ser indefenso usando métodos de tortura aprendidos en verdaderos centros de formación profesional, todos sabemos dónde.
Obviamente me he informado para no opinar desde el desconocimiento, una practica tan difundida hoy por hoy, y si un asesinato a sangre fría es injustificable, la tortura está fuera de toda justificación.
Describir los métodos sería una pseudo tortura, porque por el solo hecho de imaginarlos, produce sufrimiento, con la salvedad de que por voluntad propia se puede continuar informándose o terminar con la lectura. Un torturado en cambio, se convierte en un objeto sin voluntad, sometido a quien ostenta el poder absoluto sobre su vida o muerte, muerte que muchas veces es deseada para terminar con el sufrimiento.
Golpes, agua, electricidad, violaciones repetidas, incertidumbre, desorientación espacial, presenciar la tortura de otros como preámbulo de la propia, fusilamientos simulados… la lista es infinita, tanto como la imaginación humana de un enfermo pueda.
Para dejar un registro artístico de esos obscuros años, se han hecho exposiciones pictóricas, múltiples escritos tanto periodísticos como novelados, música, películas… Dos cortometrajes animados que han sido destacados en festivales internacionales son al menos 2; “El Oso” y “La Bestia”. Ambos fueron realizados con la técnica de stop motion.
El primero es la vida de un oso y su familia que parece un cuento hecho con esos antiguos juguetes a cuerda metálicos, siendo el oso el protagonista, mientras el segundo está basado en una mujer torturadora cuya obra maestra, fue la de haber entrenado a un perro para violar mujeres. No tiene escenas desagradables, pero como la imaginación completa la historia, es chocante.
Ambos son piezas maestras donde, una vez más, el arte y sus creaciones dan testimonio imperecedero de un momento histórico.
Estimado Patricio Sacha, una crónica muy interesante, clara y acertada en este aniversario. Gracias por escribir sobre el tema. Solo quisiera decirle que en el campo del teatro, existió, y existe, un teatro de exilio que aún no ha sido visibilizado en Chile, y que no tiene la popularidad del cine, sin embargo, algunos de sus exponentes también realizaron trabajos magistrales. Es el caso del dramaturgo y cantautor Alberto Kurapel, de quien usted podrá encontrar información también en la web sobre una vasta creación literaria y escénica relacionada con el golpe de estado en Chile y sus secuelas . Le adjunto solo algunos, que quizás no hayan llegado a sus manos y que tampoco se conocen en España.
Un abrazo fraterno
Susana Cáceres
https://www.youtube.com/watch?v=oAnXCIyFXHE
https://www.biobiochile.cl/noticias/artes-y-cultura/teatro/2019/08/20/hoy-estrenan-en-chile-cinta-sobre-famosa-obra-de-teatro-creada-y-protagonizada-por-alberto-kurapel.shtml
https://www.biobiochile.cl/noticias/artes-y-cultura/actualidad-cultural/2020/09/30/alberto-kurapel-crear-desde-la-carencia-es-mi-universo-y-alli-encuentro-mi-cumbre-y-mi-abismo.shtml
https://loqueleimos.com/2023/01/texto-de-presentacion-de-contraluces-de-la-escena-alberto-kurapel-por-nestor-bravo-goldsmith/
Gracias por el comentario.
Revisaré lo recomendado.
Estamos a pocos días de una triste conmemoración, 50 años del bombardeo al palacio presidencial y posterior sometimiento de la conciencia ciudadana a través de la violencia desquiciada.
Obviamente, como al periodismo le interesa vender rating para conseguir auspiciadores y el morbo humano es inconmensurable, en estas fechas se nos está revolviendo el dedo en una herida que aun no sana. Quizás nunca lo haga.
El arte, con su lenguaje no necesariamente directo, apela a la imaginación para completar el cuadro y es ahí donde radica su poder de comunicación, porque cada individuo frente a la obra, de forma indirecta, se transforma en su autor y protagonista.
Yo viví el golpe de estado siendo un niño de 11 años, por lo que no tuve plena conciencia. De universitario ya comencé a informarme realmente y hoy, me avergüenzo con dolor, de esos años de sufrimiento.
¡¡¡NUNCA MAS!!!