Apuesta Pascaliana
Blaise Pascal, 1623-1662, matemático, físico, filósofo, teólogo católico y apologista francés, concibió la Apuesta Pascaliana, la cual consiste básicamente en la conveniencia de creer o no, sobre la existencia, de dios.
Si se cree que dios existe, y en definitiva no existe, no se perderá nada.
Si se cree que dios no existe, y realmente existe, se puede perder el paraíso.
Por lo tanto, es racionalmente mejor, apostar a que, si existe, porque así no se perderá nada, ya que, de existir y no creer, se estaría perdiendo demasiado.
Hay un dicho popular que también da cuenta de esto; “no creo en brujos, pero de que los hay, los hay”.
La apuesta pascaliana no solo es aplicable a la existencia de dios, sino que a múltiples otras posibilidades; cambio climático, situación política, incluso en una relación de pareja.
Y creo, va más allá del pensamiento, pues implicaría acción. Hacer algo o no hacer nada frente a una situación, cualquiera sea esta.
¿Votar? Algo que se ha puesto tan añejo e incómodo, al menos en estos lados del planeta, parece una obligación obvia, pero se está abandonando como una posibilidad de elección popular.
¿Y qué pasa cuando no se vota? Se está eligiendo que otros elijan por uno, por lo cual, al menos en teoría, no se tendría ningún derecho a protestar.
Siempre existirán excepciones a la regla, pero en términos generales, creo firmemente en que, el movimiento, aunque sea sutil, es preferible al estatismo, esto claro, si no se está siendo atacado por un oso, ante lo cual, aparentemente es mejor permanecer estático.
Votar y equivocarse, al menos puede generar un aprendizaje para una siguiente vez, pero no votar, significa acatar, y por lo tanto, moralmente no se podría estar en desacuerdo con quien sea el dirigente elegido por la voluntad de quienes ordenadamente van a las urnas sabiendo que así podrán elegir a quienes los han beneficiado antes y lo seguirán haciendo.
El mejor trabajo de un político para sus propios intereses, es hacerlo mal, porque así los votantes se desencantan y buscarán una excusa para no votar. En cambio, quienes han obtenido algún tipo de beneficio con el político inepto para el pueblo, acudirán a primera hora de la mañana para asegurar la continuidad de la política que los ha favorecido, generalmente desde un punto de vista económico que les ha permitido engrosar su patrimonio.
De seguro, basándose en su afirmación, Pascal siempre votó, aunque sabía que muchas veces su voto no influiría mayormente en la elección de tal o cual dirigente.
Votar nulo o en blanco, también es una forma de evadir una responsabilidad porque en un caso se engrosaría la decisión de la mayoría, la cual no necesariamente coincide con la mía, y en el otro es tirar a la basura la oportunidad de decidir.
“Cada pueblo tiene los gobernantes que se merecen” es una máxima completamente real, aunque ese pueblo no tenga real conciencia de su poder, ya sea por la ignorancia derivada de una falta de educación cívica, ya sea porque nunca han visto cambios que los favorezcan en su diario vivir.
La frase que más se escucha en época de elecciones es “da lo mismo quien resulte electo, yo voy a tener que seguir trabajando igual”. Lamentable, pero cierto.
La esperanza es lo ultimo que se pierde, y yo tengo la esperanza de que más temprano que tarde, sigamos trabajando, aunque en mejores condiciones de presente y de futuro.
Por eso, siempre voto. Como un ludópata político, me he equivocado, pero siempre voto y hago mi apuesta Pascaliana.