María Goiricelaya dirige la adaptación escénica de la película ‘Celebración’ de Thomas Vinterberg
El Teatro Arriaga estrena esta producción propia, una historia feroz sobre familias e hipocresía
La gran producción propia de la nueva temporada del Teatro Arriaga de Bilbao es ‘Festen’, dirigida por María Goiricelaya y basada en la célebre película (Celebración, 1998) de Thomas Vinterberg, con adaptación de la propia Goiricelaya y Lucía Astigarraga. El Arriaga estrenará el montaje en euskera del 6 al 8 de octubre, con versión de Kepa Errasti y un elenco integrado por Egoitz Sánchez, Mikel Martínez, Lander Otaola, Ane Pikaza, Ione Irazábal, Nagore González, Olatz Ganboa, Aitor Borobia, Kepa Errasti y Loli Astoreka. Casi un mes después, del 2 al 5 de noviembre, el público podrá ver ‘Festen’ en castellano, con un elenco distinto, si bien algunos repiten: Aitor Borobia, Alfonso Torregrosa, Lander Otaola, Sandra Ferrús, Ione Irazábal, Ane Pikaza, Olatz Ganboa, Egoitz Sánchez, Mikel Martínez y Loli Astoreka. “No estrenamos un solo espectáculo; estrenamos dos porque el cambio de idioma nos lleva directamente a dos mundos muy distintos. El reparto es arrojado, rotundo, fiero. Esta pieza así lo requería -indica la directora, galardonada con un premio Max por ‘Yerma’-.´Festen´es brutal, salvaje, feroz. Hay algo animal en su esencia… Así veo yo a los intérpretes de esta pieza; creo que hay algo animal en ellos, son extraordinarios”.
El proyecto nace como una propuesta del director artístico del Teatro Arriaga, Calixto Bieito, a María Goiricelaya, tres años después de encargarle ‘Madre Coraje’. La pieza teatral “respeta la esencia” de la película, explica la directora bilbaina. “Respeta gran parte de los diálogos, respeta el corazón de la película y se toma otras licencias para revolucionar ese tiempo cinematográfico dentro de un tiempo teatral mucho más directo e indómito. Juega con el espacio para hacer del teatro ese lugar de celebración y aprieta los conflictos familiares hacia situaciones delirantes”.
A la directora de ‘Altsasu’ y ‘Nebenka’, le interesa la exploración que esta pieza hace de la sociedad contemporánea: “cómo indaga en la hipocresía, en la apariencia, en la cobardía, en esas cualidades coetáneas con las que nos codeamos a diario. Me interesa revisar la familia como institución, sus valores. Y me interesa retratar esa podredumbre moral que habita en muchas personas: la impasibilidad, la no implicación, la falta de humanidad. Eso me interesa de Festen: asistir a un ritual que estalla en mil pedazos y observar la complicidad tácita de toda la sociedad”.
La puesta en escena apuesta por un cruce de caminos entre el cine Dogma y el teatro. “No nos ceñimos al ‘voto de castidad’ propuesto por este movimiento, pero sí utilizamos algunos de sus recursos en escena; hay algo de performance cinematográfica. La propuesta se centra en la historia, en el texto y en la interpretación de las actrices y actores apoyándose en ese dispositivo cinematográfico”.
En el centro de la historia, los abusos sexuales en el seno de la familia. “Son tan antiguos como la civilización misma y una problemática universal. Son historias que se cuentan a través del silencio: el impuesto, el cómplice, el doloroso. ´Festen’ es la historia de un silencio roto y su reverberación de puertas adentro”.
En cuanto a la familia, “no sólo puede ser tan peligrosa como el temido mundo exterior, sino un privilegiado ámbito privado donde los más débiles pueden estar impunemente sometidos a todo tipo de violencia. Muchos de los abusadores son padres de familia ejemplares, en muchas ocasiones con un gran nivel educativo, con recursos, tal y como sucede en Festen. La familia es peligrosa pero no queremos admitirlo porque desde siempre se ha apropiado de una serie de valores difíciles de deconstruir. Esta pieza sacude la definición de familia para recordarnos que en las familias también existen monstruos”.