Estrenos

José Luis Gómez recupera el género de los sermones religiosos en ‘Vuelan palomas’

La Compañía Nacional de Teatro Clásico y Teatro de La Abadía se unen para llevar a escena un ‘Arte de sermones para tiempos inciertos’

Desde el 12 de octubre y hasta el día 22, ‘Vuelan palomas. Arte de sermones para tiempos inciertos’ podrá disfrutarse en la Sala Tirso de Molina del Teatro de la Comedia de Madrid, donde ha pasado semanas de investigación y ensayo, para subir después al escenario del Teatro de La Abadía desde el 26 de octubre hasta el 12 de noviembre. Con esta obra, José Luis Gómez vuelve a la dirección de escena y a la Compañía Nacional de Teatro Clásico tras ‘La Celestina‘.

Ideado y dirigido por José Luis Gómez, quien firma también la dramaturgia junto a Javier Huerta Calvo, la pieza cuenta con la producción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y Teatro de La Abadía. Lluis Homar y Juan Mayorga, directores respectivos de ambas casas, comparten palabras de admiración y elogios a la figura de José Luis Gómez y coinciden en la buena noticia que es el hermanamiento de las dos instituciones teatrales. «Para la Compañía Nacional de Teatro Clásico es de una relevancia absoluta acoger una nueva dirección escénica de José Luis Gómez, como es este Vuelan palomas, montaje que significa la segunda feliz y fecunda coproducción que llevamos a cabo con el Teatro de La Abadía», apunta Homar y secunda Mayorga añadiendo que «es de esperar que no sea la última aventura juntos».

Vuelan palomas‘ pone sobre la palestra teatral un género desconocido por el gran público, como es el del sermón religioso, muy cultivado en el siglo XVI, pero de enorme vigencia en la actualidad. José Luis Gómez afirma que «me percaté de que los sermones no habían servido únicamente para el desarrollo de la lengua, sino también para perseguir judíos, protestantes, alumbrados, alumbradas y musulmanes».

Entre las motivaciones que llevaron a cabo la puesta en marcha de este proyecto, Juan Mayorga ha destacado tres asuntos que hacen que estemos ante una idea brillante de José Luis Gómez: «primero, porque los sermones fueron un instrumento de extensión y hondamiento de la lengua castellana; en segundo lugar, en ellos se reconoce las grandes cuestiones del momento y podemos ver alegatos minoritarios, misóginos, de miedo al extranjero, que son espejo de ese momento y fotografía del hoy; por último, este arte de predicadores presenta un corpus de textos que son realmente de literatura dramática porque estamos ante un género parateatral».

José Luis Gómez © Pablo Gil de Montes artezblai
José Luis Gómez © Pablo Gil de Montes

José Luis Gómez destaca su firme compromiso con la memoria democrática, no solo en este trabajo, sino también con autores como Unamuno o ‘La velada en Benicarló‘ de Manuel Azaña. Es por este motivo por el que el director fundador del Teatro de La Abadía asegura que ‘Vuelan palomas‘ «es una historia apasionante que tiene que ver con nuestro país, con nuestra lengua y con nuestra evolución histórica». Algo que explica el porqué de la elección del subtítulo que lo «toma prestado o robado del libro de María Luisa Caturla, un ejemplar cuyo título es ‘Arte de épocas inciertas’, escrito en 1929 y que cayó en mis manos y conocimiento gracias a la exdirectora del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, María Bolaños», ha aclarado José Luis Gómez.

Javier Huerta Calvo, coescritor de la dramaturgia confiesa que «cuando José Luis Gómez llegó con esta propuesta me dejó perplejo. Conocía la teatralidad de los sermones, pero mi ámbito de conocimiento se limitaba al entremés, la loa, la jácara o la mojiganga». En este tiempo de trabajo e investigación han descubierto una diversidad de registros «que hace que el espectáculo no se da de forma plana, sino que se asemeja mucho al arte de entremeses y varía entre quienes realizan dicho sermón, es decir, si viene del hombre, mayoritariamente sermoneadores, o de las mujeres, quienes recurrían a una confesión más íntima, más poética».

Los intérpretes Clemente García, Alberto Granados, Roberto Mori, Lidia Otón y Marcos Toro encarnan a diversos predicadores y religiosas del siglo XVI llevando sus palabras desde el pasado áureo de la inquisición y coacción religiosa hasta un pasado no tan lejano, como fue la guerra civil española y la inmediata posguerra con sus consecuencias terribles para los heterodoxos como fue el exilio encarnado en la filósofa María Zambrano. 

Todos ellos, a excepción de Alberto Granados, son compañeros que han compartido formación en el Teatro de La Abadía, algunos con José Luis Gómez y otros no, pero todos son intérpretes muy consagrados del ámbito escénico. Después de muchos años, los cuatro coinciden en este proyecto que para algunos, como Lidia Otón, la única mujer del reparto, supone «un periplo de vida, un viaje en el tiempo y un momento que implicaba un reto para mí como profesional, pero que ha resultado ser muy placentero para José Luis y para mí». Ella pone voz a «ese ramillete de mujeres que fueron calladas en aquellos tiempos y se las metía en conventos y en órdenes religiosas para poder acceder al conocimiento que se les negaba».  

Por su parte, Granados afirma que «acercarme a sermones ha sido muy interesante porque mi papel es el del organista de la misa y de la liturgia. Hemos tendido un puente con ese líder que hay en la actualidad que es la figura del dj y hemos hecho un recorrido musical que va desde el trance, como un símil con las escenas de éxtasis de esos sermones, pasando por el magnífico repertorio de música barroca española o al maestro organicista de Bach. Además, hemos completado este espacio sonoro con efectos «caseros» al estilo de los efectos de los corrales y que, en un momento, me convierten en un «torturador sonoro»».

La puesta en escena presenta una escenografía que homenajea los versos del Cantar de los Cantares: «¡Cómo brillan alegres / tus ojos de paloma!» firmado por Elisa Sanz, la iluminación de Raúl Alonso, el vestuario con matices clásicos y contemporáneos de Deborah Macías, la composición musical y espacio sonoro de Alberto Granados, el trabajo físico diseñado por la maestra cuerpo Mar Navarro o la videoescena de Jorge Vila.


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