Estrenos

María Goiricelaya crea con los niños y niñas del CDN ‘Play!’, una obra sobre la «tristeza digital»

La pieza, desarrollada a partir de las ideas de los menores participantes, estará en cartel hasta el 30 de diciembre

El día 30 de noviembre, en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero de Madrid, las niñas y los niños del programa educativo Nuevos Dramáticos del Centro Dramático Nacional verán cristalizar su trabajo de un año en ‘PlAY!’, una obra que a partir de sus inquietudes e ideas ha desarrollado y dirige María Goiricelaya. La obra estará en cartel hasta el 20 de diciembre. El programa coordinado por Lucía Miranda concluye su tercera edición con esta puesta en escena fruto del trabajo de un año con las niñas y niños. El proyecto pedagógico Nuevos Dramáticos, que ahora comienza su tercera edición, responde a uno de los objetivos principales del Centro Dramático Nacional: explorar nuevas formas de diálogo con la infancia y la juventud a través de la dramaturgia, poniendo al público más joven en el centro de la creación y fomentando su participación activa.

La obra trata sobre los móviles y los problemas que genera en las familias y arranca con un grupo de niños jugando en la calle. “Lo que pasa después tiene que ver con por qué mamá nunca tiene tiempo para jugar conmigo, con por qué papá no me deja el móvil pero él lo utiliza todo el rato; tiene que ver con los niños y el juego, pero, sobre todo, tiene que ver con el phubbing, con la tristeza digital y con el productivismo que nos ha robado a las personas adultas el tiempo para jugar con lo que más queremos”, explica Goiricelaya.

Esta pieza quiere hacernos preguntas, invitarnos a reflexionar y sacudir nuestras conciencias sobre esta alarmante  infelicidad que ya invade a más del 32% de los niños en España. “Es el resultado de un precioso e intenso proceso de trabajo, entrevistas y juegos con estos Nuevos Dramáticos. Es el reflejo de sus miedos, deseos y aspiraciones”.  Confiesa la directora bilbaína romperse por dentro cuando ve a un niño en una terraza, mirando el móvil fijamente, “como si pudiera encontrar en él aquello que las personas adultas no sabemos o no queremos darle. Me dan ganas de levantarme y decirles a esas personas: ¡Por favor, háganle caso! ¡Su hijo necesita que le miren, que hablen con él, que jueguen con él. Cuando un niño es ignorado siente rechazo, soledad y tristeza. Me duele la falta de afecto y las pocas ganas que tenemos de estar con ellos”


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