Y no es coña

Apuestas mutuas culturales benéficas

En estas fechas acostumbro a escribir con muy poco orgullo y menos satisfacción sobre estas cuestiones que acostumbran a estar rozando lo que en otras épocas de la historia se podría considerar políticas culturales y que en estos momentos tan crispados no se acercan ni a ocurrencias, sino que parecen provenir de algún catecismo medieval que de repente se convierte en un simulacro de manifiesto oportunista de la gestión cultural considerada como un estorbo para las ansias de poder y militancia.

No piensen mal. Los nuevos responsables de los asuntos que se gestionan bajo el epígrafe de Cultura han ido haciendo declaraciones periodísticas o en recinto donde reside la soberanía popular que han estado cargadas de intención partidista, muy ideológicas, pero con poca o nula trascendencia sobre lo de cada día o de lo que se pretende hacer a partir de ahora, a no ser que demos como estrategia de cambio el que se hagan una foto con dieciséis personas y un Consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid que van a ser quienes van a estar diciendo sí, no, espera, a todas las propuestas que lleguen, aunque por encima de ellas habrá un funcionario de carrera y el propio consejero para decidir de manera real y efectiva qué es lo que sube a los escenarios bajo su protección. En el ayuntamiento de Madrid, de momento conocemos a los responsables de tres espacios, pero nos falta conocer, por lo menos dos más. Algunos indican que esta nueva forma de diseminar tanto el poder de decisión se basa en eso tan viejo de divide y vencerás, pero yo no acabo de entender eta postura porque no sé que es lo que se divide y a quién se vence. Me suena más a debilitar la parte artística y aumentar la figura política.

En el que engloba al todas las instituciones, personalidades, asociaciones de todo el Reino de España, o sea el Ministerio de Cultura, el número de personas en la foto es mucho mayor. Se sabe poco de las intenciones reales del equipo ministerial, seguimos a la escucha. Se van cumpliendo plazos, se nombran en los patronatos a quienes deben dirigir alguna feria, como la de Tàrrega que han elegido con buen criterio la continuidad, pero solamente sabemos que el nuevo ministro asegura que la Cultura va a ser una manera de frenar a la extrema derecha.

Cosa que me sonroja por lo inútil y banal de la declaración y por lo sectario y porque pone en bandeja a los otros, especialmente allí donde gobierna la dupla PPVOX para recoger el guante y asegurar que se van a acabar con comportamientos propiciados por gobiernos de izquierda. Y así, entre medio, los profesionales acuden a las cabalgatas y no saben quién seguir. Porque entre unos y otros lo único cierto es que siguen las anulaciones, ahora en el Teatro de la Abadía de Madrid hay una sugerencia de desprogramar una obra de Maria Goiricelaya que ha recorrido varias provincias españoles sin ningún tipo de problema, pero claro, se acerca al asunto de una pelea de madrugada en zona de bares en Alsasua que al haber unos guardiaciviles de paisano, se convirtió en un asunto de terrorismo y hay unos muchachos cumpliendo unas condenas absolutamente exageradas y que forman parte de uno de los montajes policiales y judiciales más insufribles de los últimos tiempos.

Por lo tanto mi titular sobre lo de las apuestas mutuas culturales benéficas es que estamos en etapa de sorteos de lotería, de especulaciones sobre nombramientos que se no se han cumplido y demás detalles, que vemos lo que está sucediendo en Argentina en todas las instituciones relevantes en el marco de las Artes Escénicas y nos quedamos estupefactos, que en estos días los teatros en Madrid, tiene una ocupación bastante importante, que ver tantos musicales anunciados, que además se representan en espacios inverosímiles, se tiene una sensación muy difícil de concretar en términos de análisis socio-cultural, porque estamos ante una muestra de la capacidad de convocatoria de ciertas ofertas de entretenimiento que escapan a lo convencional, que se mueven en otros resortes y que, además, nos colocan ante la duda eterna de si el precio de las localidades en las artes escénicas se deben calificar como caros o baratos. Los musicales tienen un precio que duplican o más el coste medio de las entradas para los teatros de texto y requieren de ocupaciones altas para poderse mantener en cartelera.

Así que esta semana que entra asistiremos a dos homenajes a compañeros desaparecidos, Guillermo Heras y Fermín Cabal, miraremos el resultado de la lotería, por si acaso nos redime de los habituales escozores económicos, entregaremos en imprenta el nuevo número de la revista ARTEZ y presentaremos los libros que acabamos de editar. Como si no pasara nada. Y, de verdad, están pasando muchas cosas. Y no todas son malas.


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