Estamos a 24 de diciembre. 7:23 de la mañana. A lo lejos escucho gritar a las señora de los tamales. “Tamales”, “Tamales”, como todos los domingos. A las 12 del día volveré a escucharla. Mientras tanto pienso en que los informes y los formatos fueron entregados, las reuniones realizadas. Por fin llegan las anheladas vacaciones. La gente cree que las vacaciones son para despertarse tarde. No para todos. En mi caso, se trata de tener tiempo para conversar conmigo misma. Para hacer espacio en mi cabeza. Para vaciarme de responsabilidades. Para velar por mí. Cuando me escucho, encuentro posibilidades creativas elocuentes, percibo un remolino de ideas que quieren ser atendidas y más bien han sido aplazadas. En esta época de vacaciones muchos nos ponemos a repasar lo hecho en el año. Llega el momento de hacer cuentas consigo mismo.
Conozco a personas que se ponen muy serias al realizar este ejercicio. Y ven en el futuro próximo, en el año que sigue, la posibilidad de hacer los respectivos ajustes. Yo no he llegado a ese momento. Quizá porque hace meses descubrí qué es lo que tengo que ajustar. Pero también porque no he salido de mi boca, porque hasta ahora empiezo a saborear el tiempo, tiempo de calidad para mí misma.
Lo delicioso de salir de vacaciones es que se puede ir por el mundo sin estar amarrado a la agenda, sin estar sometido a los rigores de objetivos inaplazables. Y así se nos va la vida entre reunión y reunión. Y lo único que tenemos, además de la vida, es lo que decidimos hacer con nuestro tiempo. Y uno tiende a creer que habrá tiempo para todo. Hasta que la vida misma se encarga de enseñar, que ni siquiera el tiempo está asegurado.
Vacaciones es igual a desocuparse. A no cumplir un horario. A salir de la rutina. Y en esa desocupación recuperar la libertad. La libertad que se supone que no tenemos perdida. Lo insólito de mi reflexión es que, a veces, muchas, me cuesta creer que soy libre. Como detesto esa sensación.
Para mi este 24 de diciembre no significa navidad. Significa vacaciones.
Diciembre del 2023.
