Un balance de las artes escénicas en 2023
Existe la costumbre o tradición no sólo de realizar balances económicos en las empresas, sino también de lo ocurrido durante el año en distintos ámbitos. Al final, parece que, en todas las áreas humanas, hay que acabar por hacer cuentas. No importa cuán progresistas queramos ser, terminamos sucumbiendo al empuje de costumbres y tradiciones, incluso cuando no lo necesitamos, o quizás sí.
¿Qué necesidad, me pregunto, hay de hacer un balance de las artes escénicas al final de un año? Porque no son las cuentas de una empresa ¿o sí?
Sin embargo, si cuadra, no si cuadran las cuentas, sino si cuadra, como tal vez, como quizás… hacer un balance puede servir para aprender algo, ya que al “volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar”. Y, siendo así, ya que no vamos a volver a bañarnos en el mismo río, al menos, melancolía aparte, que sepamos nadar mejor y disfrutarlo más para el futuro.
Siempre me ha impresionado mucho el éxito de los balances de fin de año. Eso de recordar lo mejor del año. Y, si fuéramos más arriesgados, incluso recordar lo peor. Me parece igualmente atrevido y polémico, por ejemplo, establecer cuáles fueron los mejores espectáculos del año en nuestras artes escénicas. Y no os cuento nada si nos ponemos a pensar cuáles fueron los peores. Eso nos traería problemas y enemistad, y esto, tal vez, también.
Está claro que lo mejor o lo peor, en nuestro campo, significaría establecer criterios de valoración y evaluación artística en varios niveles y luego afrontar el margen de la relatividad y la subjetividad del gusto, aunque el gusto nunca es libre. El gusto se educa, se cultiva, se trabaja, depende de lo que vemos y oímos, de lo que leemos, de lo que experimentamos, en definitiva, de lo que comemos y bebemos. Somos lo que comemos y bebemos, también en artes escénicas.
Como especialista en artes escénicas del Diario Cultural de la Radio Galega, me pidieron hacer un balance de lo que dieron de sí en este 2023 que despedimos. Y asumí el desafío con excitación y alegría. Resumir en diez minutos de radio lo que han dado de sí las artes escénicas gallegas no es sólo una temeridad, sino también un ejercicio casi de inconsciencia y locura.
Hice una lista con todas las novedades de estrenos que llegaron a la redacción de la ‘erregueté | Revista Galega de Teatro’ durante el año, también eché un vistazo a lo que se estrenó en los distintos festivales, visité las webs de algunas compañías y volví a mirar mis redes sociales, donde apunto las primeras impresiones de todos los espectáculos a los que asistí. Tenía una lista enorme que no cabía en diez minutos de radio, ni siquiera en un balance. Porque un balance, creo, debe tener algún tipo de equilibrio, en el sentido inglés de la palabra. Total que, para atajar tamaña cantidad de espectáculos, decidí cortar por lo sano, como dice la expresión castellana, o vete tú a saber si lo que, al final, hice es cortar por lo insano.
Primero, llegué a la conclusión de que, a nivel nacional, es decir: en Galicia, hay una rica creación de espectáculos, pero que no va acompañada de la programación de las salas públicas. Porque yo, que vivo en la ciudad con más habitantes de Galicia y la que tiene más poder económico, me perdí muchos de los que se estrenaron en 2023. Me los perdí porque la mayoría no llegaron a las salas de Vigo y los que sí estuvieron fue solo durante un día o, como máximo, un par de días, como ocurre en todas las ciudades gallegas. A nivel estatal eso no ocurre, por ejemplo, en Madrid o Barcelona, donde los espectáculos permanecen un tiempo considerable en las salas y si no puedes ir un día, vas otro, y donde, además, funciona el boca/oreja. Quizás en las ciudades gallegas no les sea posible estar en un teatro un mes entero o más. No lo sé, pero si sólo están un día o dos como máximo, eso no ayuda en absoluto. Los ayuntamientos deberían implicarse un poco más en esto. Quizás una Ley de Artes Escénicas que regulara unos mínimos no estaría de más.
Por otro lado, al hacer la lista, confirmé una asimetría en las modalidades escénicas: muy poca programación regular de teatralidades posdramáticas, de ese teatro que no representa historias y también de danza y artes circenses. Aquí, en lo que a programación de estas dramaturgias menos convencionales se refiere, no despegamos. Sin embargo, cuando se trata de creación, hay artistas y compañías que no se rinden y siguen realizando piezas de creación contemporánea en danza, teatro y circo, aunque solo tengan un par de funciones.
Merecen especial atención lugares con una programación habitual de danza contemporánea, como el Teatro Rosalía de Castro da Coruña y su TRC Danza, o el Teatro Ensalle de Vigo. En 2023, el Teatro Ensalle de Vigo obtuvo el Premio de la Crítica de Galicia en Artes Escénicas.
Total, volviendo al balance, al final decidí optar por el criterio de excepcionalidad. Pensé, ¿cuáles fueron los espectáculos que pude ver este año que, de alguna manera, rompieron los esquemas y cánones? ¿Cuáles fueron los más raros o inusuales entre los estrenados en Galicia en 2023?
Empecé pensando en un género de muy poca cosecha en Galicia, por motivos que no voy a explicar ahora, la ópera, y quería destacar ‘Oca’ que, si no me equivoco, es la primera ópera para niños, con música del compositor Juan Durán y texto y dirección escénica de Gloria Rico. Una pieza, además, pensada para ser interpretada por niñas y niños, basada en el juego de la oca, tomado como un viaje iniciático por la vida. Se estrenó el 13 de diciembre en el Teatro Colón de A Coruña, dentro de la Temporada Lírica de Amigos de la Ópera de A Coruña.
También eché un vistazo al inicio de 2023 y vi que arrancaba con una propuesta de alto compromiso humanista, arriesgándose a entrar en temas muy complejos, como el acoso escolar y el intento de suicidio de un menor. Si no me equivoco, esta es la primera obra gallega que aborda estos temas, me refiero a ‘Mosca’ de Ártika Cía., con texto y dirección de Gustavo del Río (el texto está publicado en la colección de Dramaturgia Contemporánea de erregueté), estrenado en el Teatro Rosalía de Castro da Coruña el 13 de enero.
En una onda similar, en lo que respecta al compromiso social y político, y fuera de los cánones y convenciones habituales del teatro o la danza, quizás más cerca de la performance, se estrenó ‘MENU-DO DÍA’ del Colectivo ChamizoBelloVila, en coproducción con la 40 MITCF de Cangas, el 7 de julio, en la Sala de Exposiciones del Auditorio Municipal Xosé Manuel Pazos Varela. Lo hizo después de un recorrido por residencias en diferentes fases del proceso y de dos premios, en el FITO de Ourense (Certame 67 Graos Ourense Fervescénica) y en el FIOT de Carballo (Metro Quadrado). Un puñetazo estético, no exento de humor, contra las violencias que sufre el colectivo LGTBIQ+.
El Centro Dramático Galego (CDG) también rompió moldes, a poco de empezar el año, con el estreno, el 9 de febrero en el Salón Nobre do Pazo de Fonseca, en Compostela, de ‘Shakespeare en Roma’, atreviéndose con un género casi nunca tratado en Galicia, la tragedia y el tema bélico. Además, perpetraron la hazaña de meter en dos horas cuatro tragedias de Shakespeare, con cuatro dramaturgas, cuatro equipos de dirección y un elenco de ocho actrices y actores que representaban 47 personajes. Y, si no me equivoco, también fue la primera vez que una producción gallega acudía al Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.
El CDG tampoco se quedó atrás con el díptico sui generis ‘Canta máis luz, máis sombra’, junto a la Compañía Nacional de Teatro de México (CNTM), desendiosando maravillosamente a Rosalía de Castro y Sor Juana Inés de la Cruz, en una especie de instalación teatral y musical, con la dirección de Fran Núñez (CDG) y Aurora Cano (CNTM). El estreno fue en el Edificio Fontán de la Cidade da Cultura, el 24 de marzo, dentro del ciclo Clásicas Desfeitas.
Otro hito de este año fue la primera vez que se llevó a un escenario la literatura dramática de la gran poeta Xohana Torres. De ello también se encargó el CDG, con la dirección, en este caso, de María Torres y Gonçalo Guerreiro (de la Cía. Elefante Elegante), para jugar ‘Un hotel de primeira sobre o río’, estrenada en el Salón Teatro de Compostela, el 31 de marzo.
Y en la última parte del año, el CDG todavía dio el do de pecho con la coproducción con el Teatro do Noroeste – Centro Dramático de Viana, el Teatro Nacional D. Maria II de Lisboa y el Teatro Nacional São João do Porto, cuando estrenó en el Teatro Municipal Sá de Miranda de Viana do Castelo, el 10 de noviembre, ‘Manuela Rey Is In Da House’, con dirección y dramaturgia de Fran Núñez. Una recuperación de la figura de una actriz histórica, fallecida muy joven, celebrando su genio, en un homenaje, también, al oficio actoral.
En circo, Natalia Outeiro «Pajarito», nos demostró que es la reina de los clowns con su solo ‘Isolada’ que, en 2023, estrenó su versión de sala, dentro del programa Vigocultura, en el Auditorio Municipal del Ayuntamiento de Vigo, el 13 de octubre. Un divertido juego con el público, donde el empoderamiento femenino se realiza a través del humor en diferentes capas.
En danza también fuimos testigos de la conjunción de política y estética, de alto compromiso ético y social, en el estreno de ‘Afectos’ de Kirenia Danza, dentro de la novena edición del festival Escenas do Cambio de la Cidade da Cultura. La peregrinación vital y las personas migrantes, como eje de una propuesta de danza contemporánea que desborda poesía y teatro.
También asistimos a la celebración del 20 aniversario de Nova Galega de Danza con ‘Berro’, estrenada en el Pazo da Cultura de Narón, el 30 de septiembre. Con la dirección y coreografía de Sharon Fridman, la base del baile tradicional se deconstruyó hacia una danza más conceptual y abstracta, en la que, sin embargo, sigue latiendo el impulso de los orígenes y el retrato alegórico de la matria gallega.
También desbordó ‘Vaivén’ de Marcia Vázquez, estrenada en el Teatro Rosalía de Castro de A Coruña, el 12 de mayo. Su primera pieza extensa de sala, en la que el mar se transmuta en movimiento coreográfico de forma hipnótica.
En formato de pieza corta de danza contemporánea, Nuria Sotelo y Clara Ferrão estrenaron en Galicia Escena Pro, el 31 de mayo, ‘Vestirme de ti’, en la que la danza enfatiza la importancia de lo relacional, el apoyo, el vivo y el directo.
Fuera de las convenciones de la ficción teatral, Ana Vallés y Matarile, en coproducción con el CDG y el CDN, estrenaron ‘Frágil: handle with care’, en la novena edición de Escenas do Cambio, en el Salón Teatro de Compostela, el 5 de mayo. Un espectáculo de gran arrobo estético, emocional y filosófico sobre la vulnerabilidad humana y su poder poético.
Y no puedo olvidar aquella revisión lúdica y mítica de la historia de Galicia, que hizo Quico Cadaval en ‘O Auto do Castromil’ de Manuel María, que se estrenó en la 39 MIT Ribadavia, en el Auditorio do Castelo, el 23 de julio. Un espectáculo multidisciplinar, un juguete cómico, que nos da la oportunidad de ver el personaje alegórico de Galicia que, a pesar de las presiones e indecisiones, sigue ahí, regia y difícil de conquistar.
Y, para terminar, quedándome corto, por un lado, porque dejo obras importantes sin nombrar, y pasándome, por otro, por atreverme a escribir esto, me gustaría recordar a quiénes fueron, para mí, los dos “enfants terribles” del teatro gallego en este 2023: Baltasar Patiño y AveLina Pérez.
El primero, Baltasar Patiño, estrenó a principios de año, el polémico ‘Pussy Cake’, de Matarile, en el Teatro Principal de Compostela, el 26 de enero. La pieza más desgarradora, a todos los niveles: escénico, visual, lumínico, sonoro y temático, que he visto en el teatro gallego. Sobre esta pieza quiero recuperar las palabras de la escritora y docente Rexina Vega, que están abiertas en su Facebook: «Me quedé estupefacta, impactada, descentrada; éste, como indica el colega Afonso Becerra, es uno de los espectáculos más arriesgados del teatro que se hace desde aquí. Una sucesión de desgarros con un ritmo trepidante, nada a qué agarrarse, cuerpos rompiendo sin piedad el discurso. Nada en qué pensar, todo en qué pensar. Hay que resistir o romper. Todo o nada. Una apuesta tremendamente radical en la que, curiosamente, no se vislumbra ni el más mínimo atisbo de lo que, demagógicamente, expuso la actriz que abandonó el espectáculo. Esto no va de consignas estúpidas, de nosotras inclusivas y prefascistas. Esto pasa por atreverse a mirar cómo se fragmenta la identidad, «No soy yo», decía el libro de Estrella de Diego sobre autobiografía y performance en el que, por cierto, se analiza con gran detalle la obra de Francesca Woodman, figura sobre la que pivota ‘Pussy Cake’.
«Nunca se está a salvo mientras se mira. Me miro y no soy yo», dice de Diego.
Por favor, id a verla y olvidad los marcos puritanos que nos están llevando a la distopía”.
Y AveLina Pérez es el otro “enfant terrible”, en el sentido original de la expresión, aunque, seguramente, no tiene por qué ser esa ni su intención ni su actitud, sino sólo mi punto de vista. A finales de 2023 estrenó ‘Desde ese silencio’ en el Teatro Ensalle de Vigo, el 25 de noviembre. Única propuesta post-espectacular del teatro gallego ese año, para 10 espectactores/espectactrices, en torno a la acción de la escucha, en un contexto de proximidad y atención. Donde lo único extraordinario -en el sentido de espectacularidad- fueron sus palabras, con un agudo sentido del humor, esas que rascan, asombran y despiertan simpatía al mismo tiempo. Una revolución contra las revoluciones que pueden ser compradas por la voracidad del mercado, tanto global como teatral. Un escándalo, me parece, si se presentase en otro espacio que no fuese el Teatro Ensalle.
En definitiva, fue un año animado, de gran cantidad y diversidad, en el que tampoco faltó calidad. Un panorama rico, con algunas joyas que nos sitúan a la vanguardia de la vanguardia, o como queramos llamar a eso que no sólo agrada y divierte, sino que también mueve, conmueve, y perturba.
¡Para 2024, salud, paz y artes escénicas!