Se puede ver del 19 al 21 de enero dentro del ciclo Carme’n’Dansa.
La reconocida coreógrafa mancheg, Cristina Gómez, asentada en Valencia desde hace más de 10 años, estrena ‘Nana’, un nuevo espectáculo cuya base es la abstracción del cuerpo. Se podrá ver del 19 al 21 de enero en la sala Carme Teatre de València, dentro de la séptima edición del ciclo Carme’n’Dansa.
‘Nana’ explora la abstracción corporal, la extrañeza del ser y la ilusión del parecer. Con un elenco compuesto por siete bailarinas valencianas, en su mayoría, y un músico en vivo, el zaragozano Gustavo Giménez, la pieza se sumerge en territorios llenos de monstruosidad y ternura.
Cristina Gómez, galardonada en los Premios de las Artes Escénicas Valencianas de 2022 como mejor espectáculo de danza, dirección coreográfica y bailarina por su obra anterior, ‘Anhel’, residencia de creación de la sala, y recientemente distinguida por la Asociación de Profesionales de la Danza de la Comunitat Valenciana como creadora destacada, conoció hace unos meses en un curso al que después se convertiría en el elenco de ‘Nana’, un grupo de jóvenes bailarinas formadas en diferentes estilos con una buena técnica de contemporáneo y sobre todo, con una gran curiosidad y ganas de explorar terrenos más performáticos. Esas sesiones fueron un laboratorio de investigación que permitió a las artistas transformar ideas de la anterior obra de Gómez. Este proceso creativo, que ha contado a su vez con el apoyo del Institut Valencià de Cultura y de Espai La Granja, ha sido influido, entre otros, por referentes como la fotógrafa Chloe Rosser y la coreógrafa Mette Ingvartsen, resultando en una pieza abstracta que juega con ilusiones ópticas y ofrece lecturas alternativas del cuerpo, explorando la capacidad de éste de deformarse y ofreciendo a su vez una pieza íntima, delicada e irreverente.
En este trabajo, Gómez cuenta con la colaboración de Carlos Molina, que se encarga de la iluminación, Salvador Mateu, del vestuario, y del artista sonoro Gustavo Giménez, que compone e interpreta la música en directo, en un enriquecedor ejercicio de escucha con las bailarinas donde la improvisación juega un papel fundamental.
Aunque es habitual ver a Gómez interpretar sus propias obras, esta vez ha decidido quedarse fuera. “Desde el principio – cuenta – me mantuve al margen, observando cómo este grupo de jóvenes bailarinas se apropiaba y transformaba las ideas de ‘Anhel’, y me encantó su propuesta. En el estudio de danza, creo que es fundamental ‘perder el respeto’ a los materiales coreográficos, no encariñarse demasiado y estar dispuesta a transformarlos para dar lugar a algo diferente y evolucionado. Al ver lo que las chicas estaban construyendo, tuve claro que esta vez debía dirigir solo. Ha sido gratificante guiarlas, perdernos y transformarnos juntas y caminar hacia lo que ahora es ‘Nana’, una pieza monstruosa y dulce, que de alguna manera, les pertenece más a ellas que a mi.”
