‘El alcalde de Zalamea’, primera producción de José Luis Alonso de Santos como director residente en Teatros del Canal
Estará en cartel entre el 19 de septiembre y el 13 de octubre
«El alcalde de Zalamea nos plantea un problema terrible que todos tenemos cada día al levantarnos: ¿qué es ser tolerantes?», señala José Luis Alonso de Santos, director y autor de la versión de esta obra cumbre del teatro español escrita por Pedro Calderón de la Barca. Tras su estreno el pasado 14 de junio en Clásicos en Alcalá, llega a Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid el 19 de septiembre. Su permanencia en la cartelera hasta el 13 de octubre apunta a una de las novedades de la programación de la nueva temporada de Teatros del Canal de ampliar el número de funciones de los espectáculos para que puedan ser disfrutados por un mayor número de espectadores.
Además, Alonso de Santos firma con este montaje su primer trabajo como uno de los cuatro directores residentes en Teatros del Canal, dentro del nuevo modelo artístico impulsado por la Comunidad de Madrid para el diseño de la programación del Centro Dramático y Coreográfico de esta institución cultural.
Durante un año, José Luis Alonso de Santos y su equipo han ido levantando este monumento de la dramaturgia universal guiados por razones emocionales y de pensamiento. «Lo hemos hecho porque nos gusta, porque nos apasiona», declara.
Como es conocido, la obra comienza con las tropas españolas al llegar al pueblo extremeño de Zalamea de la Serena camino de Portugal, en el siglo XVI. El capitán Don Álvaro, es alojado en la casa del labrador rico de la localidad, Pedro Crespo, a cuya hermosa hija Isabel secuestra y viola. Cuando Pedro Crespo intenta remediar la situación, ofrece bienes a Don Álvaro para que se case con Isabel, a la que rechaza por ser de clase inferior. Crespo es elegido alcalde, encarcela al capitán y lo ejecuta, lo que despierta un gran enfrentamiento de con el representante del poder militar, Lope de Figueroa. La llegada del rey Felipe II a la localidad resuelve la situación y ratifica la decisión de Crespo nombrándolo alcalde perpetuo de Zalamea.
Sobre esta trama Alonso de Santos, explica el puente que une la época en la que transcurre, el siglo XVII, y la actualidad: «¿Cómo es posible que en la época de Calderón y en nuestra época estuviésemos hablando de las violaciones de las mujeres? ¿Cómo es posible que la forma de comportarse de los poderosos sea siempre oprimir, aplastar, machacar y abusar de sus privilegios contra los que no los tienen? ¿Cómo es posible que la mentira dominara en aquella época y domine en esta? ¿Cómo es posible que se utilicen las leyes en beneficio propio y no en beneficio común?».
Para ello canaliza las palabras, las ideas, las imágenes que suministra Calderón de la Barca a través de sus actores, y especialmente a través de Arturo Querejeta, que interpreta el papel de Pedro Crespo. Para Alonso de Santos, Querejeta «es el mejor actor de teatro clásico de España» y su personaje, según apunta el director y dramaturgo, nos plantea el problema de la intolerancia; qué significa ser tolerante: «¿Es tolerar la mentira, la injusticia, los privilegios, a los lobos mientras se comen a los corderos, es crear partidarios que aplasten a los que no son tuyos? Si eso es así, entonces Pedro Crespo, y todos deberíamos ser así, es intolerante».
Pero además de la tensión política que se respira entre líneas, de su poesía y perfecta construcción formal de sus personajes, el mayor valor que atesora ‘El alcalde de Zalamea‘, según Alonso de Santos, es que «otorga al espectador el papel de jurado ante las diferentes formas de conducta que se establecen dentro de una sociedad. Y, al hacerlo, le introduce en el importantísimo debate sobre los derechos humanos que antes, y ahora, tiene cada ciudadano, y en la responsabilidad ante los hechos que ocurren en la sociedad
que habitamos».
José Luis Alonso de Santos es uno de los autores más representativos del teatro español contemporáneo. Destacan por su éxito sus obras: Bajarse al moro, La estanquera de Vallecas y Salvajes (llevadas al cine), Pares y Nines, El álbum familiar, La sombra del Tenorio, Yonquis y yanquis, Trampa para pájaros, La cena de los generales, Cuadros de amor y humor al fresco, Mil amaneceres y Los jamones de Stalin.