El director del Festival After Cage de Iruña habla de la nueva edición, dedicada a la memoria
El director de escena Pablo Ramos, fundador del colectivo del colectivo de E7.2., dirige el Festival After Cage , que se celebra del 8 al 31 de octubre en Pamplona. En este Festival Internacional de Experimentación artistas y creadores utilizan su trabajo para representar una memoria colectiva, ayudando a preservar la identidad cultural. La creación artística se convierte así en un acto de resistencia y en propulsora de cambios sociales.
¿Qué os llevó a crear este festival hace once años?
La necesidad de poder expresarnos libremente. Desde un plano artístico queríamos mostrar las inquietudes que teníamos y las ganas de crear propuestas que, con un marcado acento musical, cuestionaran la vanguardia artística. Conocíamos la celebración de los Encuentros de Pamplona 72 y, al margen de polémicas artísticas y políticas, nos parecía que ese ambicioso proyecto se había cerrado en falso. Creíamos que era hora de seguir su impulso creativo y desde una óptica distinta, después de 50 años, poder recuperar la creación contemporánea. Además, había también una necesidad de reivindicar una manera de crear divertida e iconoclasta planteando todo desde la crisis y el cuestionamiento de las estructuras creativas. Éramos un grupo de cuatro personas con ambición de conocer y aprender a estar en el mundo. Ahora somos un colectivo de nueve personas con las mismas ambiciones pero con diez años más. Además, hace diez años nuestra iniciativa fue pionera y rompedora. Ahora también sigue siendo inédita y distinta. El modo de entender nuestro método de trabajo es vanguardista ya que todo lo que programamos nace de un reflexión entre el colectivo y los artistas que intervienen.
En este tiempo, ¿qué ha cambiado y qué reflejo ha tenido en el festival?
Tanto el nombre del colectivo como el del festival hacen referencia a los Encuentros artísticos de Pamplona de 1972, considerados como referente histórico de un intento para la obtención de una cercanía, participación democrática e hibridación disciplinar en el arte. La propuesta de E7.2 se caracteriza por la búsqueda de una reformulación de dichos planteamientos desde una revisión crítica de los mismos, con el objetivo de proponer nuevos marcos de creación en torno a cuestiones como la liquidez de fronteras de los ámbitos artísticos y la reivindicación y desarrollo de un vínculo dialógico, político y social con el conjunto de la sociedad, a través de estrategias como, por ejemplo, nuevas formas de proyectarse en el espacio (entendido en un sentido amplio: espacio escénico, espacios públicos…). Tras 10 ediciones consecutivas del festival nuestro posicionamiento no ha variado pero hemos entendido que en cada edición debemos cambiar, debemos cuestionarnos lo realizado para avanzar. No queremos perpetuar un festival que sea año tras año lo mismo. El festival ha tenido un reflejo muy importante tanto entre la sociedad como entre los creadores. En estos momentos somos un referente para compositores, interpretes y creadores que buscan nuestra colaboración en proyectos conjuntos.
¿Qué es lo más interesante de esta edición?
Esta edición esta dedicada a la memoria y la del año que viene la dedicaremos al olvido. Aunque son caras de la misma moneda, son dos conceptos muy distintos. Sobre la memoria reflexionamos en voz y sonido alto sobre el mundo de la mujer con la saxofonista Xelo Giner, que nos acerca el concepto de la realidad de la imagen en su propuesta de concierto con 5 avatares; además, la compositora Reyes Oteo ha creado un proyecto con nuevas tecnologías que nos interroga sobre el devenir del reflejo. El ensemble Vertixe intervendrá haciendo su personal manera de entender la noche, el Trío Zukan se encierra en una biblioteca quemada con composiciones de Fran Domínguez y Alberto Bernal. La oboista Pilar Fontalba intenta cuestionarse la segregación racial desde los ojos de Martin Lutero King, el compositor Guillermo Cobo desentraña la memoria de la tierra y Carolina Cerezo con su Cuarto de Tono, nos habla de la memoria de los sonidos. Sobre el espanto de la guerra y la memoria de los muertos nos hace reflexionar la artista y performance Aitziber Urtasun y hemos creado talleres pedagógicos sobre el mundo de la imagen para cuestionarse asuntos como rechazo social o el bulling. Además hay mucho más que el público tendrá que descubrir.
¿A qué tipo de público os dirigís?
After Cage se crea por la falta de una acción artística que, en lo musical, devuelva su poder activo al público, un público consciente de su posición en un espacio compartido y recualificado por la propuesta artística. Se busca una interacción libre, espontánea e interactiva, entendiendo que el público y la obra forman parte de lo mismo. Bajo este parámetro se encuentra la respuesta. Nuestro público es un público que participa y que es consciente de ello. Público activo. Nos dirigimos a todo tipo de público. A gente con capacidad de sorprenderse y emocionarse. Gente con curiosidad y que plantee que todo debe cambiar.
¿Cuáles son los retos de cara al futuro?
Nuestros retos son poder seguir con el festival. Es hora de dar un giro y es hora de cuestionarnos nuestro papel en la sociedad. El reto es seguir…
Karolina Almagia
