Críticas de espectáculos

Fantasía de Teatro y Música que inspira

Producido por la compañía extremeña Asaco Producciones, en colaboración con el grupo musical Anam Camerata, este espectáculo brinda una joya para el público infantil, que también cautiva a los adultos con alma de niño, con su original versión del famoso cuento didáctico «Pedro y el Lobo». Presentado en el Gran Teatro de Cáceres, como parte de la 9ª Muestra Ibérica de las Artes Escénicas (MAE).esta encantadora puesta en escena de teatro y música nos transporta al mundo fantástico de Sergei Prokofiev, el compositor ucraniano que dio vida a este relato, cuyas melodías han marcado a generaciones enteras. La representación fusiona la magia del teatro de los payasos con la fuerza expresiva de la música en vivo, ofreciendo una reinvención de la historia que conserva toda la esencia del original.

El argumento de «Pedro y el Lobo» narra la aventura de Pedro, un niño valiente y curioso que, desobedeciendo las advertencias de su abuelo, se adentra en los prados que rodean su hogar. Allí, la naturaleza se convierte en un teatro en miniatura: un Pato se desliza alegremente por el estanque, mientras un Pajarito lo desafía, en tono burlón, desde las alturas. Pero el idilio no dura mucho; el Gato acecha, hambriento y astuto, interrumpiendo la escena en busca de una presa fácil. Entre graznidos, trinos y silencios expectantes, el bosque cobra vida, y Pedro observa cada movimiento hasta que su abuelo lo retira del peligro… justo antes de que un Lobo feroz haga su entrada triunfal y, con un zarpazo, se lleve al Pato en su estómago.

Pero Pedro, en lugar de atemorizarse, decide hacer frente a la bestia. Con una cuerda en mano y un corazón de héroe, vuelve al prado acompañado del Pajarito, su fiel y pequeño aliado. Entre ambos, logran capturar al Lobo en un acto de astucia y valentía. En el clímax de la historia, los Cazadores irrumpen en la escena, pero Pedro les pide que el Lobo sea llevado al zoológico, en lugar de enfrentarse a un destino más cruel. Así, marchan juntos, en una procesión triunfal donde Pedro, su Abuelo, los Cazadores, el Gato y el Pajarito celebran la victoria sobre el miedo y la naturaleza misma.

El icónico cuento sinfónico de Prokófiev, que fue estrenado en Moscú en 1936, ha mantenido un hechizo duradero, conquistando primero al público soviético y luego, inevitablemente, al occidental. «Pedro y el Lobo» no es solo un espectáculo infantil; es, en esencia, una invitación a la imaginación y al valor, envuelta en una sinfonía que da vida a los personajes y sus aventuras a través de las voces únicas de los instrumentos. Prokófiev, dotado de un genio musical excepcional, logró combinar una narrativa melódica con una lección de vida.

La obra aborda el tema de la valentía y el desafío a la autoridad, y nos enseña, en el fondo, el valor de tomar riesgos -aquello que, en su época, era tanto audaz como revolucionario-. Cada instrumento representa, de manera magistral, no solo a los personajes, sino sus personalidades y emociones: el violín que encarna el espíritu travieso de Pedro, las trompas que emiten un eco amenazante como el Lobo, y así, cada timbre y cada tono dotan de color y profundidad a la historia, permitiendo a los niños

En el Gran Teatro de Cáceres, esta historia volvió a alzarse entre risas y notas vibrantes. Los talentosos payasos de Asaco Producciones -José Maestro como el narrador y Javier Ceballos, que de forma ingeniosa interpretó a todos los personajes- convirtieron el escenario en un espectáculo lleno de sorpresas. La orquesta Anam Camerata, de 13 miembros bajo la batuta de Miguel Morán, brilló en cada compás, mientras Maestro y, sobre todo, Ceballos, con sus juegos, trucos y bromas, creaban un ambiente interactivo de complicidad y diversión que envolvía al público.

El espectáculo nos ofreció una comprensión renovada de la riqueza de «Pedro y el lobo», tanto en su arquitectura musical como en su narrativa. El resultado es una grata experiencia inspiradora que celebra el talento de los músicos y payasos, recordándonos a todos en el contenido de la obra que la valentía no tiene edad y que, a veces, basta un poco de ingenio y buena compañía para enfrentar los lobos de nuestros miedos.
La función recibió una ovación entusiasta de toda la audiencia, y mientras los niños se entregaban a la diversión, este crítico disfrutó viéndolos tanto o más que ellos.


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