Muchas veces me he preguntado sobre la utilidad del Arte, y para no quedarme en el pasado, le pregunté a san google y a la santa inteligencia artificial.
Cada cual tenía obviamente su postura divergente, aunque en algunos puntos coincidían, con los cuales, yo por supuesto, para no ser considerado un pecador digital, estoy de acuerdo.
Al menos para mí, las tres coincidencias más importantes, de las cuales surgen derivadas, fueron:
1.- Expresar emociones.
2.- Comprender la realidad.
3.- Brindar placer.
El arte, salvo el escrito que necesita ser traducido a los diferentes idiomas de los lectores, es un lenguaje universal alternativo, y por lo tanto, permite expresar emociones, las cuales una vez ventiladas, pueden ser un acto de protesta contra regímenes opresores, una profundización de la espiritualidad, un rescate cultural de realidades pasadas, un exorcismo a manera de terapia, transmitir ideas…
Y no es un beneficio exclusivo para el creador, sino para todo aquel que participe del acto creativo ya sea como autor, interprete o espectador.
Con el arte pasa algo similar a lo que puede provocar la risa; si alguien se ríe, es muy probable que contagie a otros que sin saber por qué, comenzarán a reírse, y estos, a otros más, pudiendo llegar a transformarse la risa en una bola de nieve incontrolable.
La interpretación o comprensión de una pieza de arte puede ser evidente o requerir de un acto reflexivo para encontrarle un significado, para descubrir el mensaje oculto tras los colores, las formas, los sonidos, la composición, el movimiento, el cual no necesariamente coincidirá con la idea original del autor, pero que nos da la oportunidad de ampliar nuestra capacidad de reflexión, permitiendo así, una mejor comprensión de cualquier evento en nuestras vidas. Participar de manera comprometida con el arte, es pensar, y no me refiero a ser un acérrimo seguidor de tal o cual artista, ni teorizar de manera intelectualoide, sino simplemente de darse un tiempo para develar las sugerencias que una pieza de arte nos puede insinuar.
El buen arte, arriesgándome con la palabra buen, a ser considerado sectarista en cuanto al acto creativo, no necesariamente nos tiene que llevar a un estado reflexivo depresivo. No me refiero a participar de un acto creativo y salir saltando por haber encontrado el secreto de la felicidad eterna, sino que, el sentir una sensación de paz interna tan difícil de encontrar en estos días, sensación que nos puede dar un calmo placer. A veces la explicación sobre una pieza artística es vana y hueca si esta no nos provoca una cierta sensación.
Para mí, insisto y subrayo, explicar el arte, es como explicar un chiste. Para los profesionales y teóricos es útil, pero para el hombre de a pie, la mayoría de las veces, con la explicación se puede perder la sensación.
Como siempre, esto es relativo, porque a veces, si se conocen las motivaciones detrás de una pieza, esto puede potenciar el mensaje.
Aunque muchos lo ignoren o no estén conscientes de ello, el arte es una necesidad humana tan importante como lo es alimentarse, o respirar y ante la pregunta de ¿para qué sirve el arte? la respuesta ni siquiera es necesaria:
¡El Arte es vital!
