Críticas de espectáculos

Arte vivo y humor desbordante

La loca historia del Siglo de Oro» es un espectáculo de creación colectiva, con dramaturgia y dirección de Javier Uriarte, producido por las compañías extremeñas La Escalera de Tijera y Z Teatro. Fue representado en el Gran Teatro de Cáceres, formando parte de la novena edición de la Muestra Ibérica de las Artes Escénicas (MAE), donde se destacó como la obra artística más sobresaliente del evento.

La obra, nos invita a emprender un viaje fascinante a través de una de las etapas más interesantes de la historia española, aquella en la que los designios divinos se entrelazan con la autoridad de los Reyes. Con audacia y originalidad, este tributo escénico evoca tanto el esplendor como las sombras del Siglo de Oro, una época que, pese a la distancia de los siglos, sigue resonando con ecos vibrantes en nuestra actualidad.

De un texto armado por Uriarte, breve pero pleno de matices, las dos compañías entrelazan historia y crítica social, creando un espectáculo que captura la esencia de una sociedad que, entre luces y penumbras, se refleja en la nuestra. Lejos de limitarse a conmemorar a los grandes nombres de la época (desde los monarcas Carlos I hasta Felipe IV, y las figuras icónicas de Cervantes, Lope de Vega, Calderón, Quevedo, Góngora, El Greco, Velázquez, etc.), el texto desentraña las complejidades de sus vidas y obras, haciéndolos descender de los altares de la historia para transformarlos en seres cercanos, vulnerables y humanos. De este modo, en el escenario, que navega entre lo histórico y lo contemporáneo, las barreras del tiempo se desvanecen, dando paso a una reinterpretación irreverente pero reflexiva de aquellos personajes y eventos. Así, el Siglo de Oro deja de ser un museo de grandezas pasadas para revelarse como un espejo sugerente y luminoso en el que el presente puede mirarse y cuestionarse.

La propuesta artística, fiel al estilo característico de Escalera de Tijera y Z Teatro, se aventura nuevamente con lenguajes escénicos que van desde el clown y la comedia del arte hasta el teatro gestual. La frescura de estos recursos, sumada a la magia de las técnicas circenses y la vibrante música en directo, insufla a la representación un gran dinamismo, donde cada escena es un festín visual y sonoro. Este enfoque estilístico que utiliza la compañía (que nos recuerda bastante al de la emblemática compañía portuguesa Chapitó, que también apuesta por una teatralidad creativa) no solo embellece el montaje, sino que también transforma la historia en una experiencia envolvente y multisensorial, donde el pasado cobra vida en una cercanía casi palpable.

Javier Uriarte, en esta puesta en escena cada vez más depurada, trasciende los límites entre lo clásico y lo contemporáneo, ofreciendo una experiencia teatral que, pese a la austeridad en la escenografía, destaca por su riqueza simbólica y vivacidad escénica. Con escasos recursos materiales, pero explotando al máximo las habilidades interpretativas de sus actores, la propuesta revela el logro de una dramaturgia forjada entre improvisación y complicidad actoral.

En el montaje el vestuario es sobrio y el atrezzo mínimo pero significativo. Los objetos, manejados con imaginación, se transforman en múltiples elementos que enriquecen las escenas. Una tabla de planchar, por ejemplo, cobra vida como diferentes artefactos, sumergiendo al espectador en una narrativa creativa y versátil. Su trabajado lenguaje teatral utilizado, variado y cómico, demuestra que puede ser un vehículo poderoso para explorar la tragedia y los momentos oscuros de la historia, logrando un equilibrio notable entre el humor y la seriedad. La propuesta, cargada de ironía, sabe perfectamente cuestionar y desacralizar figuras y relatos históricos, abordándolos sin perder su complejidad inherente.

El virtuosismo interpretativo de los cuatro actores -Lola Sánchez, Roberto Calle, Dani Jaén y Cristina Zarandieta— fue clave para el éxito del montaje. Con una teatralidad física y verbal impresionante, estos talentosos artistas logran dar vida a una gran cantidad de personajes, dotando a cada uno de una personalidad única y haciendo del escenario un lugar donde lo sublime, lo humorístico y lo mundano coexistan. Su trabajo, construido con una profesionalidad intachable, una pasión encendida y una imaginación desbordantes, destaca dejando al público asombrado y emocionado a partes iguales. Ellos hacen que «La loca historia del Siglo de Oro» celebre el arte como un legado vivo y vibrante, capaz de transformar la historia en un espacio de reflexión, risa y emoción compartida. Fue el espectáculo más aplaudido de la Novena Edición de la MAE.

José Manuel Villafaina


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