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Dramaturgia y heterodoxia en la danza.

Una creación en el ámbito de las artes escénicas sólo tiene sentido cuando en su proceso se construye el espectador y la espectadora. En otras palabras, lo que da sentido a una pieza escénica, en cualquiera de sus formas (danza, teatro, circo, ópera) es la construcción de la recepción durante el proceso de creación. Es esta tarea la que podemos denominar dramaturgia, dado que la dramaturgia consiste básicamente en la búsqueda de un sentido perceptible (dirección), que podemos sentir en la composición de la partitura de acciones de diferente naturaleza que integran la pieza escénica, nuestro objeto artístico.

“El sentido” no tiene por qué ser exactamente igual que “el significado”, en la acepción general según la cual éste último sería más literal y objetivo, mientras que “el sentido” es más subjetivo y contextual. ChatGPT dice que “el significado” es la definición o el contenido que tiene una palabra, frase o símbolo dentro de un sistema de comunicación como el lenguaje. También el concepto o idea que evoca un término o signo de forma estable y general. Por ejemplo, la palabra rosa significa “una flor de la familia de las rosáceas”. Sin embargo, “el sentido” se refiere a la interpretación o perspectiva que adquiere un término, frase o situación, dependiendo del contexto o del punto de vista del hablante/oyente. “El sentido” suele implicar relaciones más amplias y abstractas, por ejemplo, la forma en que se usa algo en una oración o la forma en que se entiende en un contexto social o cultural. “El sentido” de la palabra rosa puede variar: puede referirse a un color, a una metáfora de la belleza efímera o a un símbolo romántico, según el contexto. En el campo de la lingüística, según Ferdinand de Saussure, “el significado” es el concepto mental asociado al signo lingüístico, mientras que “el sentido” es la forma en que este signo interactúa con otros signos en un discurso para adquirir una comprensión más detallada y una interpretación compleja. En el ámbito filosófico, según Gottlob Frege, “el significado” (bedeutung) es la referencia directa de un término, por ejemplo, el objeto al que se refiere una palabra, mientras que “el sentido” (sinn) es la forma en que se presenta ese significado o cómo lo entendemos dentro de un contexto. El ejemplo podría ser: “la estrella de la mañana” y “la estrella de la tarde”, ambas frases tienen el mismo significado (el planeta Venus), pero tienen sentidos diferentes porque cambia la forma en que las percibimos, en diferentes momentos del día. “El significado” es más fijo y universal, mientras que “el sentido” es más dinámico y depende de factores como el contexto, la intención del hablante y del receptor. “Sol” significa “la estrella que ilumina el sistema solar”, pero el sentido de “sol” en “Tú eres mi sol” va más allá del significado literal.

Tras esta digresión, lo que queda claro, desde el punto de vista de la dramaturgia, es que los mecanismos fundamentales de cohesión o composición de una partitura de acciones para un espectáculo están ligados a la búsqueda de un sentido, que debe ser compartido por todas las personas implicadas en la experiencia artística: bailarines/as, actrices/actores, performers y espectadoras/es, que participarán en la comunión del sentido.

El proceso de creación construye sentido de una manera muy especial, porque lo hace con el espectador ausente, pero considerándolo como si estuviera allí, dentro del proceso de creación del espectáculo. En la mayoría de las ocasiones, el lugar de este espectador ausente lo ocupa el dramaturgo – director – dramaturgo – coreógrafo. En otras palabras, también podemos pensar en el proceso de realización de un espectáculo, el proceso de dramaturgia, como un proceso de creación de la espectadora y del espectador.

De hecho, no es sólo la dramaturga, la dramaturgista o la directora, la mirada externa, quien opera en esta construcción de recepción (de la espectadora y del espectador). El trabajo puede ser mucho más rico si se realiza dentro de la base colaborativa inherente al teatro, la danza, el circo, las artes vivas, en las que la escucha es fundamental. Esto requiere una conciencia dramatúrgica distribuida entre todas las personas involucradas en la creación. Es decir, la llegada o consecución del sentido de una pieza será la pieza misma y equivaldrá a la construcción compartida de la recepción (espectadora, espectador).
Este fin de semana fui invitado por Joana von Mayer Trindade y Hugo Calhim Cristóvão, de Nuisis Zobop (Asociación Cultural para la Creación, la Investigación y la Formación en el Ámbito de las Artes Escénicas), en el Espacio Agra de la ciudad de Porto (Portugal), para realizar un “Laboratorio de Dramaturgia Posdramática o lo Heterodoxo en la Danza”. Aquí observamos cómo en el ballet y en el teatro dramático, el sentido está anclado principalmente en la narratología, en el hecho de representar una historia con algunos personajes. La construcción ficticia de una historia es la expresión jerárquica de un deseo, una intención, un objetivo, encarnado por el protagonista de esa historia y funciona siempre según la lógica causal con la que percibimos todo lo que sucede en la vida. Por tanto, el relato y los personajes terminan siendo un reflejo o espejo de fragmentos de vidas y personas, dentro del dispositivo de la verosimilitud y los estilos realistas del teatro dramático e incluso del ballet que se justifica en la representación de un cuento como ‘Giselle’ (1841), el gran referente del ballet romántico, con argumento de Theóphile Gautier.

Sin embargo, con Isadora Duncan, a principios del siglo XX, la danza se liberó de historias y personajes. El hecho de que Isadora se quitara las zapatillas y trabajara con las piernas desnudas, sin medias, maillots ni tutús, fue también un aporte a la afirmación de la realidad y la materialidad de la piel y el cuerpo, sin disfrazarse, sin ocultarse tras una ficción predeterminada. El trabajo con el peso también trajo a escena la desaparición de ese ideal de la mujer etérea, más hada que mujer real. La danza libre de Isadora Duncan fue una revolución en la concepción de las artes performativas, de la danza y no solo.

La danza libre, como el teatro libre, no puede reducirse a las leyes no escritas de la lógica cotidiana, siempre condicionada por conveniencias económicas y políticas vinculadas al poder y sus estrategias. Quizás, la forma de creación más democrática, igualitaria, heterodoxa y libre sea la basada en la desjerarquización de los elementos y acciones que componen la partitura de la pieza, así como en el trabajo colaborativo de carácter procesual. Esto implica el no sometimiento o sujeción de elementos y acciones, así como del proceso de ensayos, a un concepto o a un tema previos, que pueden derivar de una historia. En otras palabras, la creación que no está predeterminada por un tema ni a su servicio. Entonces, si no partimos de un tema y de un proyecto cerrado o casi cerrado, como nos suelen pedir las instituciones cuando nos presentamos a un concurso de subvenciones, ¿de dónde vamos a partir? ¿Dónde nos vamos a apoyar? Porque, muchas veces, la historia y los temas funcionan como mecanismos principales del sentido del espectáculo, de la creación escénica. Por tanto, ahí el sentido sería anterior al proceso de creación.

Esto, desde mi punto de vista, genera una ortodoxia y unidad en función del tema que trabajamos. De hecho, desde mi punto de vista, también presupone una desconfianza sobre la capacidad del propio proceso colaborativo de creación y de las personas allí reunidas, en su heterogénea singularidad, para llegar, a través de una investigación procesual, al sentido y a la pieza juntos. Al final, los temas son tópicos, lugares comunes. Por tanto, la clave quizás resida en la singularidad heterogénea de las personas que integran el equipo artístico y en su colaboración desjerarquizada, con la escucha integral como ley fundamental de interacción. A través de esta dinámica será más fácil que surjan acciones impensadas y sorprendentes y se abran caminos hacia lugares inexplorados.

P.S. – Artículo relacionado:

“Metodologías y prácticas colaborativas en la creación escénica”. Publicado el 10 de septiembre de 2023.


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