En los tiempos que corren, algunas palabras tan importantes como libertad se han ido pervirtiendo por los usos y abusos torticeros de políticas (ultra)liberales y/o (neo)fascistas. La alegoría de la libertad, representada por la estatua del mismo nombre, símbolo de los EEUU, se ve opacada por la plutocracia que entra en el gobierno de la principal potencia del mundo este lunes 20 de enero de 2025.
Frente a la libertad para explotar a la clase trabajadora y degradarla; frente a la libertad para discriminar a las mujeres, a las personas migrantes, al colectivo LGTBIQ+; frente a la libertad para que la sanidad, la educación y la cultura puedan ser un negocio y no un servicio público; frente a la libertad para tomarnos unas cañas en tiempo de pandemia, mientras cientos de personas morían por el contagio de la Covid-19; frente a la libertad para hacer chistes de maricones, negros, personas con diversidad funcional etc.; frente a la libertad para insultar y expandir discursos de odio, como caldo de cultivo para la violencia (véanse los resultados, por ejemplo, en el asesinato de Samuel Luiz en A Coruña, perpetrado por un grupo de jóvenes al grito de “maricón”); frente a la libertad para la especulación inmobiliaria y turística, que sirve para que los alquileres estén por las nubes y el derecho a una vivienda sea poco más que un cuento, en un capítulo de la Carta Magna española; y así un largo etcétera de libertades, que se esgrimen contra la LIBERTAD con mayúsculas, la que no hace daño a nadie, la que sueña con un mundo equitativo e igualitario, preservando las diferencias singularizadoras de personas y territorios culturales. Todas esas libertades esgrimidas por las ultraderechas que se expanden por el mundo, algunas de matriz nazi, alentadas por multimillonarios, se oponen diametralmente a la que defendía con su vida y su obra Federico García Lorca, asesinado por los fascistas cuando tenía 38 años, asesinado por su ideología de izquierdas y por ser homosexual.
El viernes 10 de enero de 2025 fui al estreno de ‘VIAGEM À LUA’ (‘Viaje a la luna’) de Federico García Lorca, en la coproducción del Teatro Diogo Bernardes de Ponte de Lima, con dramaturgia y dirección de André Murraças, acompañado en el escenario por Francisco Goulão, Gonçalo Santos y João Lara. Se trata del guion cinematográfico surrealista ingeniado por Lorca en su viaje a Nueva York e inspirado, sin duda, en el film francés de 1902 Le Voyage dans la Lune de Georges Méliès.
Es la primera vez en Portugal que alguien se atreve a llevar a los escenarios teatrales este juguete surrealista del poeta y dramaturgo granadino. André Murraças lo hace a través de una curiosa mezcla entre el documental y el cabaret, comenzando el espectáculo con la realización artesanal, a base de transparencias con dibujos y fotografías sobre un retroproyector, del guion ‘Viaje a la luna’ de Federico.
Ese inicio nos va a dar la clave estética de todo el espectáculo, donde la proximidad y la calidez de lo humano se alimentan con los figurines bidimensionales diseñados por Murraças, superpuestos en los cuerpos de los actores, como en aquellas muñecas recortables, las mariquitas de papel. Así como los números de marionetas populares, los decorados pintados de quita y pon, los números musicales, el flamenco queer, difuminando masculino y femenino en el duende de João Lara; los números de transformismo de Francisco Goulão y Gonçalo Santos, en lo que presentan como “Cabaret Lorca”.
Un viaje por la vida y por la obra de Federico García Lorca, en el que André Murraças hace de narrador, mientras el bailaor flamenco portugués y los dos actores, en ese cabaret, representan escenas de las amistades y los amores de Lorca: la Argentinita, Miguel de Molina, Dalí… fragmentos de ‘Bodas de sangre’, de ‘La casa de Bernarda Alba’, de ‘El Romancero Gitano’, de ‘Poeta en Nueva York’ etc., con una selección de temas musicales emblemáticos de la copla y la música popular andaluza y española, algunos directamente relacionados con Lorca y otros que le sirven para ilustrar algún aspecto de su vida.
Un espectáculo donde lo artesanal y lo real nunca se esconden, se travisten, se disfrazan, se celebran, sin perder la calidez ni la proximidad. Y ese ‘Viaje a la luna’ acaba por ser un viaje a la vida y a la obra de un ser excepcional, un mito al que André Murraças le declara su amor con este espectáculo. Una alegoría de la libertad que no manca, que no hiere, que no mata. La libertad según la cual el ser humano puede desarrollarse y ser quien quiere ser.
La luna de los poetas y de los enamorados no es un simple satélite, es el símbolo de los sueños y las utopías, es como el teatro y la poesía, lugares mágicos, emocionantes y emancipadores.
Sin duda, este ‘VIAGEM À LUA’ de André Murraças es un buen camino para poner la libertad necesaria y vital en el centro.
