El Chivato

Temor por la continuidad del Teatro Romano de Sagunto como espacio escénico

Representantes de la asociación de Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV) manifestaron a Europa Press sus «temores» de que la pretensión de la Generalitat Valenciana de devolver el Teatro Romano de Sagunt (Valencia) a su estado original anterior a la intervención llevada a cabo por los arquitectos Grassi y Portaceli, que supondrá la eliminación de la obra nueva añadida a los restos históricos, «afecte a la programación teatral» y provoque la «pérdida de otro espacio escénico» en la Comunidad Valenciana. Según afirmaron, «sería terrible que tras la decisión del Gobierno valenciano el Teatro Romano de Sagunt se perdiera como espacio para el teatro» y, al respecto, declararon que esta manifestación artística «tiene la negra porque ya se han eliminado muchas salas en la Comunidad Valenciana».
Además, calificaron la decisión del Gobierno valenciano de «despropósito» y cuestionaron que se dedique presupuesto a «destruir en lugar de a conservar lo que tenemos», al tiempo que recalcaron que las explicaciones ofrecidas hasta el momento por la Generalitat «no garantizan que el Teatro pueda seguir utilizándose» ni, en concreto, según comentaron, «la continuidad del festival ‘Sagunt a Escena'».
Los representantes de la AAPV, quienes recalcaron que estas opiniones no responden a un pronunciamiento oficial de la asociación, señalaron que el Teatro Romano de Sagunt «como teatro más antiguo que tenemos debería ser un lugar donde pudiéramos ver representaciones más regularmente».
Según dijeron, «no nos hace gracia que entren las máquinas a tirar lo que hay porque nadie asegura cómo quedará después y en qué condiciones» y, en este sentido, calificaron la resolución de la conselleria de Cultura de «despropósito» y «absurdidad».
Señalaron que el propósito del Gobierno valenciano es «muy curioso» porque la sentencia del Tribunal Supremo «se podía haber recurrido» o, en todo caso, según comentaron, «se tendrían que haber tenido en cuenta otros informes existentes que son contrarios a la demolición de la obra nueva», afirmaron.
En este sentido, pidieron «más claridad» a la Administración «para defender el proyecto» porque los informes en los que han fundamentado su decisión no se han hecho públicos, dijeron, y criticaron que no se conozca «cómo, cuándo ni cuánto costará la nueva actuación, ni mucho menos cuándo estará utilizable el espacio para hacer teatro».
Las mismas fuentes, quienes recordaron que en su momento el mundo de la cultura dio su apoyo a la intervención de Grassi y Portaceli, señalaron que tras la actuación llevada a cabo por estos arquitectos -que, según dijeron, «puede gustar más o menos»- el Teatro Romano «se convertía en un espacio de utilización teatral».
Señalaron que este monumento es «todo lo cómodo que puede ser un espacio de estas características para realizar representaciones», al tratarse de un teatro romano con funciones al aire libre, «pero el espacio adquiere otras características» que le otorgan especificidad y lo hacen especial, recalcaron.
En este sentido, se preguntaron «en qué condiciones quedará el escenario para poder acoger las obras», al tiempo que manifestaron su «preocupación» por la resolución final que se adopte para las gradas de cara a la comodidad de los espectadores, una vez se elimine el mármol.


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