La actriz María Jesús Valdés obtiene el Premio Miguel Mihura 2002
La actriz María Jesús Valdés (Madrid, 1927) ha obtenido el Premio Miguel Mihura por su «extraordinaria interpretación» del monólogo de Fernando Arrabal, «Carta de amor (Como un suplicio chino)». La concesión de este galardón, que organiza la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) desde 1978 en colaboración con los herederos de Miguel Mihura, obtuvo el respaldo unánime de un jurado compuesto por la presidente de la SGAE, Ana Diosdado, el autor Ignacio Amestoy, los críticos especializados Eduardo Haro Tecglen y Rosana Torres, y el jefe del Área de Artes Escénicas y Audiovisuales de la Fundación Autor, Juan Carlos Cuadros (en calidad de secretario sin voto). El Premio Miguel Mihura reconoce y distingue la labor artística de una actriz en la interpretación de la obra de algún autor/a español/a. La consecución de este premio consolida la ya amplia y sólida dramaturgia de María Jesús Valdés, que en 1999 fue igualmente reconocida con el Premio Nacional de Teatro.
De esta manera, la actriz madrileña engrosa la ilustre lista de ganadoras del Mihura, que integran, entre otras artistas, Irene y Julia Gutiérrez Caba, Amparó Baró, Concha Velasco, Lina Morgan, Amparo Rivelles, Nuria Gallardo, Amparo Soler Leal, Analía Gadé, María Asquerino, Rafaela Aparicio, Luisa Martín o María Fernanda D Ocón.
Una vida consagrada al teatro
La biografía de María Jesús Valdés aglutina todas las claves de nuestra dramaturgia; comenzó su carrera vinculada al Teatro Español Universitario (TEU), donde compartió experiencias y fascinaciones con directores como Modesto Higueras o Ricardo Calvo. Su papel definitivo le llegaría en 1949 de manos de Cayetano Luca de Tena, que le ofreció el primer contrato «en serio» para dar vida al texto de Antonio Buero Vallejo, «Historia de una escalera». Cuatro años más tarde se convertiría en la primera actriz del Teatro María Guerrero, que en aquel entonces dirigía Alfredo Marqueríe. Sorteó la censura y trabajó con Peter Ustinov, Graham Green y Strindberg.
En 1954 creó su propia compañía bajo la dirección de José Luis Alonso y con la participación de Jesús Puente, María Luisa Ponte, Julieta Serrano, Alicia Hermida, Agustín González y Francisco Valladares, entre otros. El éxito de su trabajo se vio contrastado en los festivales de teatro más relevantes del momento, interpretando obras clásicas, eclécticas y textos de nuevos autores como Jaime Salom o Alfredo Mañas. En 1957 aparcaría su actividad dramática al casarse, anteponiendo el compromiso con su familia a los escenarios.
Años más tarde, directores como Adolfo Marsillach, Juan Carlos Pérez, Nuria Espert, Pérez de la Fuente o José Tamayo recuperaron su buen hacer artístico junto a otros jóvenes autores como Jaime Chávarri o Calixto Bieito. Precisamente, con este último cumplió una de sus más íntimas promesas: interpretar a Bernarda Alba, la matriarca de la obra de Federico García Lorca, obteniendo por aquel trabajo el Premio Nacional de Teatro en 1999.