El Chivato

41 aniversario del Guiñol de Camagüey

El Guiñol de Camagüey cumplió 41 años de fundado. El 15 de febrero de 1962 ofrecían la primera función en un retablo construido con premura en el ala derecha del segundo piso del que fue el reaccionario Liceo de Camagüey, transformado gracias a la Revolución en el Centro de Cultura Patricio Lumumba, abierto democráticamente para todo el pueblo. Unos días antes los hermanos Camejo- creadores del Guiñol Nacional de Cuba- concluyeron un intensivo curso para constituir el Guiñol de Camagüey, la dirección la asumió Joaquín Cobo.
Los primeros años del Guiñol fueron de un intenso trabajo, recorrían toda la provincia llevando a los más recónditos lugares el mensaje de alegría para todos los niños, Comino y Pimienta vencen al diablo, La calle de los fantasmas eran títulos de los que gozo toda una generación, el argentino Javier Villafañe y sus «títeres de cachiporra», era uno de los autores preferido con esas obritas que en sus estructuras dramatúrgicas parecen arrancadas de los golpes, porrazos y lanzamientos de pasteles del cine mudo.
Las primeras representaciones con títeres de varilla- antes se utilizaba solamente el de guante- se pusieron en la sala-teatro José Luis Tasende, tres o cuatro años después, precisaban ya de un escenario, por las noches el público pudo admirar El amor de Don Perlinplin con Belisa en su jardín de Federico García Lorca, en funciones para adultos.
En 1968 la agrupación vive una nueva etapa. Un joven Instructor de Teatro para Niños procedente de Nuevitas, Mario Guerrero, renueva el Guiñol desde la primera función, después de un tiempo en que la compañía amenazaba con desaparecer. Sube a la escena Que viva el color de Mercedes Forte de la Osa, con el montaje aparecieron nuevos actores, Mario comienza a prescindir del retablo, el teatro de títeres en la ciudad se nutre de nuevas concepciones artísticas.
En esta obra hizo su debut Miguel Escalona con su acordeón, que luego sería un destacado cantautor del Movimiento de la Nueva Trova en la provincia.
El Guiñol de Camagüey en su 41 aniversario exhibe con orgullo una extensa lista de estrenos, en su segunda etapa, Los ibeyes y el diablo, El patico feo, Peter pan, El sombrero amarillo, Los dos ruiseñores, Cuando vuelan las mariposas el listado es prácticamente interminable.
Su director artístico, Mario Guerrero ha sabido confeccionar un repertorio en el que se conjugan los cuentos clásicos, y nuestro floclór en general. Los pequeños espectadores tienen ya información de los aportes y patakines africanos, en un trabajo didáctico bien dosificado, sin didactismos ranplones, valga la redundancia.
En este aniversario, nuestros titiriteros- entre los que se destacan jóvenes que aportan nuevos bríos y actores de rica trayectoria, como Sunilda Fabelo, que recibió en los días de celebración de la efemérides la más alta Distinción de Cultura en la provincia, El Espejo de Paciencia y Argentina Herrán que ha incursionado, además en grupos danzarios y teatro juvenil.
Han compartido sus éxitos con dos compañías de valía, Papalote, de Matanzas que dirige René Fernández y Adalet y sus títeres, de La Habana, que dirige Adalet Pérez Pupo.
La jornada por el aniversario se celebró con funciones en la sala-teatro del Guiñol- antiguo local de la histórica sociedad de negros «Victoria»- con puestas en escena en las mañanas, las tardes y las noches con obras para adultos.
En el transcurso se han brindado conversatorios, encuentros con el Gobierno, el Partido Comunista y organizaciones sociales y de masas. El Guiñol de Camagüey repuso Cuando vuelan las mariposas, divertimento de Jesús del Castillo, en el que unos enanos buenos se enfrentan a la maldad de los lagartos, que al final, con la sabia intervención del Señor de los Bosques, salen mal parados. Manuel Villabella Marrero


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