Els Joglars estrenan en Sevilla, ‘El retablo de las maravillas’
Els Joglars estrenarán mañana en el Teatro Lope de Vega de Sevilla «El retablo de las maravillas», una adaptación libre del entremés de Miguel de Cervantes que se convierte en una crítica al arte de vanguardia, la gastronomía, el poder y la religión. La obra girará posteriormente por Málaga, Almería, Zaragoza y Barcelona. La obra arranca en el siglo XVI, donde dos pícaros (Chirinos y Chanflana) venden unos retablos en los que, según dicen, sólo los que no tienen sangre judía y son de matrimonio legítimo podrán ver maravillas. Por supuesto, todos dirán ver lo que no hay, con unos personajes que la obra define como «menguados» o débiles mentales.
Pero el texto de Cervantes sólo le sirve de punto de partida, porque a continuación la acción dará un vuelco y se trasladará a los tiempos presentes, donde los retablos abundan más que nunca. Cuatro son los ejemplos en los que se centra: el arte de vanguardia, la nueva gastronomía, la religión y el poder. «Ahora se aceptan verdaderas mamarrachadas sólo porque dicen que son modernas. No hay más retablo que éste», afirma Boadella.
La modernidad, por tanto, queda en tela de juicio en este montaje. «Si Cervantes hubiese escrito su obra ahora, la hubiera dedicado al arte contemporáneo», dice. Uno de los responsables de esta expansión de retablos y vendedores de retablos son los medios de comunicación, que también quedan retratados en la obra. «Con su supuesta credibilidad, pueden hacernos creer lo que les de la gana», asegura el cómico.
Pero, según Boadella, donde abundan más estos mediocres engañabobos es en el poder, y aquí se centra la obra, con veladas referencias a Aznar o González, pero siempre evitando la anécdota. «Los estadistas europeos de hoy día cada vez son más mediocres. Sólo hace falta compararlos con los de hace unas décadas. Los han relevado una especie de burócratas grises», explica. La causa, según el autor, es evitar problemas. «La política promociona la mediocridad. Se protegen entre sí para que no destaque nadie. Un ser gris de estos está puesto en el poder para que no dé problemas».
Aunque, para el dramaturgo catalán, los máximos responsables de esta situación no son los que la provocan, sino quienes la aceptan, «la culpa es de la gente que para no hacer el ridículo da la razón a estos personajes. La gente sin grandes cualidades suele dar mucha confianza al poder», dice. Por eso, piensa que la mayoría del público que verá la obra podrá verse retratado. «Si pensamos que la gente que viene a ver nuestras obras son gente con inquietudes culturales. Muchos de ellos defienden las cosas que yo ataco, que consume esta cocina, y defienden despropósitos en nombre de lo moderno», dice. La religión también recibe parte del golpe, con sutiles alusiones al mismísimo Opus Dei. «Pero no nos burlamos del sentimiento de la gente, sino de unos pícaros que en su nombre les hacen creer barbaridades».
En un principio, Boadella tenía pensado hacer una adaptación de la obra «Desde el Jardín», de Jesse Kosinski, origen de la película «Bienvenido, Mr. Chance», protagonizada por un imbécil que casualmente llega a presidente de los Estados Unidos. Pero esta casualidad no le convencía, prefería los actos conscientes de los personajes de los retablos y decidió adaptar a Cervantes. «Debería haberme impuesto su figura, pero vivimos una época insensata y como los muertos no pueden protestar… He hecho transformaciones, pero he conservado su espíritu», comenta. Lo que se puede ver al final es algo más que una farsa, con una puesta en escena llena de belleza, con cierto refinamiento, desde el siglo XVI a la más extrema modernidad.