Estreno del espectáculo multidisciplinar ‘Bolero. Cartas de amor y desamor’
La cantante y pianista Edith Salazar ha sacado de su mente unos sueños que en colaboración con Epido Freire y Rafael Amargo se podrán ver en el escenario del Teatro Infanta Isabel de Madrid con el título de «Bolero. Cartas de amor y desamor», donde estará hasta el próximo viernes. Un montaje en el que se van alternando, y mezclando, una serie de boleros que se hicieron populares en las voces de Agustín Lara, La Lupe, Olga Guillot o Los Panchos, y que ahora interpreta la propia Edith Salazar, acompañada por su grupo en directo, junto a las cartas escritas por Espido Freire para la ocasión -cartas «de amor y desamor»-, en las que hace un recorrido por los distintos estados de ánimo del ser humano como son «Ternura», «Ruptura», «Perdón», «Reproche», «Despedida» y «Reflexión».
Lucía Bosé, Terele Pávez, Loles León, Antonia San Juan, Mariola Fuentes y María Estevez prestan sus voces a estas cartas que están ilustradas por las coreografías y el baile de Rafael Amargo y Olga Pericet.
Edith Salazar, que ha acompañado a numerosos artistas en sus actuaciones y grabaciones como pianista y como compositora de la música de los espectáculos de Rafael Amargo «Poeta en Nueva York» y «El amor brujo», presenta en el espectáculo algunas canciones propias como «La hierba de la eternidad», «Muy dentro» y «Asesinato», mientras estrena los boleros escritos por Carlos Berlanga y Adolfo Urbina ««Al límite de ti» y ««El aire duele». Otros títulos que se pueden escuchar en el espectáculo son ««Compromiso», «Verdad amarga», «Teatro», «Sin ti», «Bésame mucho», «La puerta», «Para vivir», «Te extraño», «Inolvidable» o «Contigo aprendí».
Para Espido Freire estas «cartas» son «palabras hechas a traición para que se liberen ante el que las escucha. No van dirigidas a nadie específico; están hechas para que hagan vibrar al público con su propia interpretación. Son cartas que no se convertirán en canción, porque para ello tendrían que tener una condición poética que creo que les haría perder el sentido narrativo que ahora tienen».