La Agrupació Dramàtica de Barcelona (ADB) entregó ayer en el Institut de Teatre de Barcelona al Gonzalo Pérez de Olaguer, periodista y crítico de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, el Premio ADB 2003, por «su intensa dedicación, atenta a las formas más independientes e innovadoras del Teatro en Catalunya» durante sus 30 años de profesión. Ernest Serrahima, miembro del ADB, recordó también que «muchos descubrimientos» del mundo teatral se deben a Pérez de Olaguer y su mirada siempre atenta a «las formas más independientes e innovadoras» de las Artes Escénicas en Catalunya.
El premio, que este año patrocinan Òmnium Cultural y el Institut del Teatre, ha reconocido en ediciones anteriores a actores y directores como Albert Boadella o Josep Maria Flotats. En su discurso, Pérez de Olaguer recordó la sorpresa que tuvo al saberse ganador, ya que «el crítico normalmente es el malo de la película», y bromeó asegurando que su «único mérito es la edad».
Para dar más fuerza a su argumento, y haciendo gala de su memoria histórica, rememoró escenas de una época en la que se vivían «noches de escándalos teatrales», como cuando Luis Aguilé estrenó ‘La ópera de cuatro cuartos’ de Bertold Brecht y aguantó estoicamente los abucheos que el público le brindó por su nefasta representación. Corría el año 65 y entonces, no como ahora, «el teatro no era políticamente correcto». El periodista abogó por «un teatro de ideas» y se despidió visiblemente emocionado.
El dramaturgo Frederic Roda fue quien le hizo entrega del premio en un acto en el que el crítico de La Vanguardia, Joan-Anton Benach, tuvo palabras de elogio para él. En un texto que escenificaron Frederic Roda Fàbregas e Inma Colomer, el competidor y amigo Benach repasó la biografía de un hombre que se alejó de «la amarga prosa farmacéutica» –su primera vocación era la de boticario– cuando se intoxicó con el veneno del teatro.
