El payaso José Villa del Río, más conocido por el gran público por Pepe «Tonetti», falleció ayer a los 84 años en Madrid. Junto a su hermano Manuel, anteriormente fallecido, crearon el Circo Atlas con «Los Hermanos Tonetti» como máximo reclamo. «Tonetti», nació en Santander en 1921, perteneció a una familia de origen modesto. Desde pequeño mostró su afición al circo, una afición que con los años se reveló en una profunda vocación. Sobre todo hacia uno de los principales personajes de las pistas: el payaso, una figura que encarnaría a lo largo de su trayectoria profesional. Comenzó su carrera durante la Guerra Civil, en la que se dedicó a animar a las personas que ingresaban heridas en los hospitales.
José Villa del Río formó pareja con su hermano Manuel, que se suicidó como consecuencia de una depresión. Los hermanos «Tonetti» construyeron juntos un circo itinerante. Sus inicios fueron difíciles, moviendo el espectáculo con modestia, pero poco a poco creció hasta integrar un gran número de profesionales, que llegaron a contar con su propia flota de transporte para desplazarse de un pueblo a otro para mostrar sus números.
El nombre de esta compañía era «Circo Atlas», y era conocido por toda España. De hecho llegó a ser una nota indispensable de algunas fiestas de la geografía ibérica. Dentro del mundo del circo se convirtió en una referencia. Ahí trabajaron nombres imprescindibles del panorama internacional, que se integraban en su cartel de actuaciones. Allí sobresalieron Don Saunders, Tandarica o Bela-Kremo. Pero también hubo otros, como Kolmedys, Paolo Bedini, Titos, Los Oña, Miss Mara… todos ellos constituyeron una época dorada dentro del orbe circense. Uno de los papales de «Tonetti», más aclamados por el público fue el de la «Sardinera». El «Circo Atlas» cerró definitivamente sus puertas en 1984, después del trágico accidente en el que perdió la vida uno de los hijos de «Tonetti».
Villa del Río, en colaboración con otros compañeros, fundó el llamado «Club de los Payasos Españoles y Artistas del Circo». Entre los premios que recibió, destacan la insignia del Club de Payasos, que se le concedió en 1971; el Premio Nacional del Circo, un año después; la Club de la beneficencia, en 1974; la Medalla de Cantabria, en 1985, y el Premio Nacional del Circo, de nuevo, en 1998. Su figura fue respetada y querida por el público. Signo de este cariño han sido los monumentos a «Tonetti» erigidos en las ciudades de Bilbao, que convoca un premio anual con su nombre, y Santander.
