Visitants evoca con su espectáculo la diversidad de los ciudadanos de Valladolid
Un montaje de fuegos artificiales, luz y sonido sirvió para cerrar el acto que conmemora el 25 aniversario de la llegada de la democracia a las corporaciones municipales. Visitants evoca con su espectáculo la diversidad de los ciudadanos de Valladolid. Cada mañana al tomar el autobús para ir a clase o al trabajo, se sientan juntos ciudadanos de todo tipo y condición. Forman parte de la ciudad de Valladolid y en ella tratan de vivir en armonía. Esto es lo que ayer, desde las 20.30 horas, quiso mostrar el grupo castellonense Visitants en el espectáculo ‘Ciudadan@s’, organizado por el Ayuntamiento vallisoletano y creado especialmente para conmemorar los 25 años de los consistorios democráticos.
Un autobús de Auvasa, cubierto de sábanas y repleto de extravagantes personajes con el aspecto de estatuas vivientes, recorrió el centro de Valladolid, hasta llegar a las puertas del museo Patio Herreriano. Los cerca de cincuenta artistas, entre los que se encontraban algunos estudiantes de la Escuela de Arte Dramático de Valladolid, representaron diferentes personajes que se mezclaron entre los sorprendidos vallisoletanos.
En la Plaza Mayor, dos jóvenes interpretaron piezas clásicas con oboe y flauta travesera. Desde un balcón de la calle Santiago, la tremenda voz de un varón alcanzaba todos los rincones de esta céntrica vía. En un escaparate, un maniquí ofrecía una dulce coreografía. Cerca, un mendigo arañaba algunas monedas. Una prostituta se lamentaba al grito de «¿es duro ser una puta!», mientras un ‘yupi’ deshojaba un diario económico ante la mirada de dos guardias urbanos, que por un día se abstuvieron de cumplir a rajatabla la ordenanza municipal antivandalismo.
Los personajes más escandalosos fueron los barrenderos, que limpiaban todo lo que se encontraban a su paso, y la ‘ciudadana famosa’, que con su maleta y sus gafas de sol, pedía que no le sacaran fotos y aseguraba: «No he tenido nada con Dinio». El toque autóctono lo puso el grupo de dulzaineros que seguía al autobús, cuya música se alternaba con los sonidos electrónicos de los altavoces del vehículo.
En torno a las 22.00 horas, el autobús llegó a las puertas del museo de arte contemporáneo, y los actores se colocaron ante los arcos de la recién restaurada iglesia de San Agustín. Un espectáculo pirotécnico, acompañado de música, iluminó el cielo vallisoletano y los ojos de los cientos de ciudadanos que hasta allí se acercaron. Para cerrar el acto, los ‘Ciudadan@s’ de Visitants liberaron de sus urnas a varias palomas, que pronto buscaron el cobijo de las zonas más altas de San Agustín. Después, cóctel y recibimiento a los invitados en el museo Patio Herreriano.