‘Carmen Amaya: Evocaciones’ se estrena en Sevilla
Pilar Távora dirigirá hoy y mañana a los bailaores Rafael Amargo y Juana Amaya, así como a la hija de ésta, Nazaret, en el espectáculo «Carmen Amaya: Evocaciones», un espectáculo en la que se recuerda su vida y su revolucionaria forma de entender el baile. Távora manifestó ayer que se trata de un espectáculo flamenco que incluirá un audiovisual con «pinceladas sobre su vida», y consideró que Juana Amaya «es de las pocas bailaoras que puede hacer una evocación a Carmen Amaya, sin imitarla, pero homenajeándola».
La directora, que confirmó que Rafael Amargo interpretará el papel de la muerte «y se vestirá de seguiriya para enamorar a Carmen», explicó que «hemos pasado un mes de trabajo muy duro», y señaló que el espectáculo, que durará una hora y media, incluirá nanas, soleás, seguiriyas, martinetes, bulerías, tangos y alegrías, además de un réquiem clásico que interpretará Amargo.
Por su parte, Juana Amaya reconoció sentirse «muy orgullosa» de trabajar con Távora y de homenajear a Carmen Amaya, «reina en el baile y como persona», a la vez que hizo un llamamiento al traslado de sus restos a Barcelona «para que descanse en su tierra». «Yo he sido admiradora de Carmen y en mi casa parece que es una más de la familia», dijo y apuntó que «tenía mucha fuerza y temperamento, algo que también me sale al ser gitana». Además, la bailaora señaló que su hija Nazaret, de 11 años, interpretará a Carmen de niña, a la vez que confesó su sorpresa «porque baila como si llevara en esto 20 años».
Amargo también dijo sentir admiración por la familia Távora y tener «una espina clavada con la Bienal», porque una infección le impidió acabar su actuación hace cuatro años. «Sevilla es muy dura y flamencamente es muy clasista», señaló Amargo, quien afirmó que «yo soy también actor y bailaré como le gusta a los sevillanos». Criticó que «en todas las bienales están siempre bailando los mismos», y dijo que sería bueno para este encuentro que los proyectos que se realicen en ella luego se lleven de gira. En esto último coincidió con Távora, quien apuntó que «la cultura no se hace en los despachos, sino en la calle» y que «la Bienal se hace con criterios muy locales».