Albert Boadella rechazó la Creu de Sant Jordi «por coherencia»
Albert Boadella, director de Els Joglars, ha rechazado la Creu de Sant Jordi, máxima distinción que otorga la Generalitat de Catalunya. El galardón le fue comunicado hace dos semanas tras un acuerdo del Govern, pero Boadella renunció a la distinción, «por coherencia» ya que no siente aprecio por estos premios. «Agradecí al tripartito que se acordara de mí, pero les hice ver que no era la persona adecuada para recibir un premio que Jordi Pujol hinchó hasta el punto de que lo único que cabe preguntarse hoy es quién no tiene la Creu», explica Boadella desde Madrid, donde prepara el estreno en la capital de su versión de El retablo de las maravillas.
El director recuerda también la visión despectiva que se dio de la distinción en La increíble historia del Dr. Floit & Mr. Pla, obra estrenada en 1997. En el montaje, Josep Pla recoge una Creu de Sant Jordi del suelo y dice: «Desde la implantación generalizada de los automóviles se puede encontrar cualquier porquería en estos lugares…».
El galardón de la Generalitat se le ha ofrecido a Boadella 10 años después de que rechazara el Premio Nacional de Teatro, convocado por el Ministerio de Cultura y dotado con 2,5 millones de pesetas. «Por la misma dinámica renunciamos a un galardón que, además, nos llegaba del Gobierno socialista y que aportaba un dinero siempre importante para cualquier compañía teatral».
Boadella sostiene que se ha desatado «una histeria» que consiste en dar cuantos más premios, mejor. Al preguntarle si todo esto no da para una obra de teatro, responde: «Estuve a punto de incluirla en El retablo…» pero no lo hice para no cargarme el tema de la gastronomía».
El director ha aceptado, en cambio, otros premios que se han concedido a Els Joglars, alejados de la intencionalidad política, como la Medalla de Oro de las Bellas Artes que el grupo teatral recibió en 1996, y los concedidos por el público y asociaciones de espectadores .
«Me pregunto –dice Boadella– por qué nadie se acordó de Els Joglars en 1983 cuando estrenamos Teledeum y medio país se rasgaba las vestiduras». Y concluye que los únicos premios que le hacen ilusión son los taurinos: «Me ha dado dos, y me complacen porque soy un defensor de la tauromaquia».