Estreno de ‘Les falses confidències’ de Marivaux en el TNC
En la Sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya se estrenará el 17 de noviembre y permanecerá en cartel hasta el 22 de enero ‘Les falses confidències’, de Pierre de Marivaux en versión y dirección de Sergi Belbel. Esta produccióin cuenta con la colaboración del Gran Teatre del Liceu y la escenografía es de Estel Cristià y Max Glaenzel, vestuario de Javier Artiñano, cuenta con la música de Albert Guinovart y un reparto con Laura Conejero, Eduard Farelo, Jordi Banacolocha, Pilar Martínez, Quimet Pla, Miriam Iscla, Francesca Piñón, Manuel Veiga e Ivan Labanda, tiene una duración de tres horas y treinta minutos con dos descansos.
Les falses confidències
Pierre de Marivaux, uno de los grandes autores franceses de todos los tiempos y, junto con Goldoni, uno de los dramaturgos emblemáticos del siglo XVIII, llega al Teatre Nacional de Catalunya con una de sus obras más complejas y divertidas: Les falses confidències.
Recogiendo la herencia de la comedia clásica italiana (Commedia dell’Arte) y francesa (Molière), el teatro de Marivaux crea las bases de lo que posteriormente se llamará la «comedia burguesa»: un teatro que habla, con ironía y con un humor aparentemente ligero, de la lucha de clases, de la libertad, de la decadencia de la nobleza, del poder emergente de un estamento social, la burguesía, que comienza a dominar en todos los ámbitos de la sociedad de su tiempo (bastantes años antes de la revolución de 1789), y habla, también, de las ambigüedades del deseo y del amor. Su estilo, que brilla muy especialmente en la construcción dramática de las obras y en la complejidad retórica del lenguaje, es tan particular que se le ha calificado justamente con un adjetivo extraído de su propio nombre: el marivaudage, definido en los diccionarios franceses como «afectación y sofisticación del lenguaje, intrigas refinadas y rebuscadas propias de la galantería».
Les falses confidències, que algunos consideran la última de sus obras maestras, se estrena el año 1737 y su temática provoca un gran escándalo. El argumento, que parece tener bastantes puntos de contacto con la comedia de Lope de Vega El perro del hortelano, plantea una relación amorosa entre Araminte, una mujer burguesa, viuda y con un alto poder adquisitivo, y Dorante, uno de sus empleados. Toda la peripecia de la obra está manipulada por uno de los criados de Araminte, Dubois, que había sido anteriormente criado del joven empleado. Dubois es un personaje engañoso, enigmático, oscuro, que se erige a lo largo de la obra como una especie de demiurgo, o incluso dramaturgo, que mueve sin escrúpulos los hilos de la trama sin que lleguemos nunca a conocer sus auténticas intenciones. Según la mayoría de analistas de la obra de Marivaux, Dubois representa a un nuevo personaje en la historia de la literatura francesa, mucho más cercano a los personajes de Las amistades peligrosas que a los criados de la Commedia dell’Arte. Quizás por ello, el criado emblemático de las comedias clásicas, Arlequín, se ha convertido aquí en un viejo borracho y desorientado que ha perdido toda su influencia ante las astucias y las maquinaciones retorcidas de Dubois, el nuevo criado.
Aunque el amor, o mejor dicho, las ambigüedades del amor, están en el centro de la obra, el auténtico motor de la peripecia es el dinero. Marivaux traza un retrato despiadado de la hipocresía y del materialismo en una sociedad a caballo entre un mundo caduco (el antiguo régimen) y un mundo nuevo (las revoluciones burguesas que estallarán al cabo de unos años). Para nuestro montaje, hemos querido reproducir un ambiente y una iconografía parecidas a las que pinta el autor, pero más cercanos en el tiempo y en la memoria de nuestros espectadores: el de las frívolas, sofisticadas, brillantes y marivaudianas comedias del Hollywood de los años 40, que supieron retratar tan fielmente las contradicciones del mundo occidental, siempre obsesionado con la relación entre el amor y el dinero. O, si lo preferís, entre «belleza y poder».
Sergi Belbel