La Cochera, el grupo cordobés que dirige Paco Giménez, conmemora sus veinte años de trayectoria con un festejo singular. Cada fin de semana de noviembre distintos directores ajenos al grupo presentan un espectáculo construido con actores de La Cochera. Los diferentes elencos se fueron conformando con los actores más emblemáticos como Los Delincuentes (Paco Giménez, Batty Diebel, Giovani Quiroga, Galia Kohan y Estrella Rostock), quienes en las diferentes puestas aparecen mezclados con actores de otros grupos posteriores. Estuvieron a disposición de los diferentes creadores alrededor de 39 intérpretes, cuyas edades oscilan entre los 30 y los 70 años.
La idea surgió durante el verano y sólo fue tomando forma en abril. En ese momento fueron convocados los directores cordobeses Sergio Ossés, Cipriano Argüello Pitt, Soledad González, Marcelo Massa, Gonzalo Marull y Renata Gatica, y a ellos se les propuso, en un principio, que tomaran «el material histórico de La Cochera y lo llevaran para donde quisieran». Según Paco Giménez, la intención era crear unos ámbitos en los que la «desmesura» fuera la gran protagonista.
Algo no pudo concretarse: el rescate acabado de algunos espectáculos, porque no había registros en video, sólo algunas fotografías y el recuerdo de cada intérprete. Pero el desorden de esos recuerdos comenzó a ser moneda corriente, con lo cual la tarea no resultó sencilla. Así las cosas, sólo dos trabajos juegan hoy con momentos de experiencias pasadas: «El ADN», con dirección de Sergio Ossés -donde aparecen fragmentos de «Delincuentes comunes», «Uno», «Choque de cráneos» y «Everyman»-, y «Esto no es los ratones de Alicia», con dirección de Renata Gatica, propuesta en la que se cruzarán fragmentos de la pieza original («Los ratones de Alicia») con testimonios de los intérpretes, la mayoría de ellos hoy alejados de la actividad teatral.
El resto de los espectáculos resultan creaciones de cada director a partir de lo que cada uno tuvo ganas de transitar con los intérpretes de La Cochera. Argüello Pitt montó escenas de «Roberto Zucco», de Bernard Marie Koltes; González puso en escena un texto suyo, «Sarco»; Massa ha creado una experiencia de sólo veinte minutos, «20 años 20 minutos», donde Giménez, Galia Kohan y Rita Novillo cantan – el cabaret siempre ha sido muy afín al grupo-; en tanto que Gonzalo Marull concibió también un texto, «Amor de vaca».
UNA DIFÍCIL EXPERIENCIA. El diálogo con los diferentes creadores que asumen la dirección de los actores de Paco Giménez es sumamente desconcertante. No porque ellos no tengan en claro cuál es la propuesta en la que están embarcados, sino porque, una y otra vez, refieren lo difícil que les ha resultado o resulta hacer coincidir sus propuestas con las necesidades de los intérpretes.
Paco Giménez escucha con atención, pero rara vez se inmuta. Al comienzo de la charla aclaró: «La mayoría de los actores de La Cochera no han pasado por las manos de otros directores, con lo cual no conocen otras estéticas, otro rigor, otra disciplina». Y agrega: «Siempre hemos hecho a la medida de nuestro capricho o nuestra necesidad». Pero hay algo que todos tienen en claro, que aunque resulten difíciles de encasillar esos actores poseen una gran libertad y una profunda adhesión al juego.
Las anécdotas se suceden. Renata Gatica, la más jovencita del grupo de directores, dice que prefirió trabajar con un espectáculo porque, aunque ella no lo vio todo, el mundo habla de «Los ratones de Alicia». Cuando convocó a los actores que en los años 80 habían concretado el espectáculo se encontró con hombres y mujeres que casi no recordaban las escenas de las que habían participado. Entonces comenzó a trabajar sobre sus conflictos. «El espectáculo es una negociación -dice- entre lo testimonial y la reconstrucción de las escenas. Ellos no se acuerdan de lo que hacían, pero en cuanto intentan hacer algo aparecen cosas interesantes. Es maravillosamente desesperante.»
Sergio Ossés comenta que para «El ADN» trabajó a partir de los recuerdos de ellos, así fue armando una nueva dramaturgia, y lo que dejó muy en claro es cual es la opinión que ellos tienen sobre la representación, sobre el teatro. Cipriano Argüello Pitt quiso trabajar sobre un conflicto. Esos intérpretes nunca abordaron una obra formal y, por lo tanto, les propuso el «Roberto Zucco» de Koltes. «Es una experiencia pedagógica tanto para ellos como para mí -dice el director-. Siento que fue más un proceso que un producto, porque ellos tuvieron que pensar en una historia, en un personaje y en un lenguaje particular.»
«Sarco», la pieza que propuso Soledad González, es un proyecto que lleva dos años. La escribió en 2003 y quería que la protagonizaran Paco Giménez y Marcelo Castillo. Pero ellos recién en esta temporada le pusieron el cuerpo a ese material. Para la autora y directora el proceso de trabajo no fue fácil, aunque su entereza dio sus frutos. «No quería hacer nada que ya hubieran hecho», dice Marcelo Massa. Y a su manera él también quiso trabajar con un conflicto.
Cuenta que le molestan algunos espectáculos de La Cochera porque se exceden de tiempo. Entonces les propuso a los intérpretes que la experiencia durara sólo 20 minutos.
«El trabajo con La Cochera ha sido de un gran aprendizaje para mí. Tuve que dejar de lado obsesiones, creencias, vicios y abrirme a otra posibilidad de hacer teatro», comenta Gonzalo Marull. El también propone un texto («Amor de vaca»), y la experiencia le está resultando compleja. «Estoy expectante -dice-. Por primera vez en mi corta carrera no sé bien qué les voy a mostrar a los espectadores. Siempre tuve todo medido, prefijado. Esta vez me sumerjo en las aguas de La Cochera para que ellos me hagan flotar… espero que no me dejen solo, ya que todavía no aprendí a nadar.»
Las funciones y estrenos se vienen sucediendo a lo largo del mes. También hay invitados: de San Juan, «Feroz», de Ariel Sampaolesi; de Rosario, «Una», del Centro de Dramadicea, y de Buenos Aires, «Shangay», de José María Muscari, y «Fiore di merda», de La Noche en Vela. El final lo pondrá también Muscari, pero dirigiendo a los actores de La Cochera en «Cagaret (raída sensualidad cordobesa)».
Carlos Pacheco. La Nación. 17 de noviembre de 2005
