Estreno de ‘El arrogante español’ para celebrar el aniversario de la RESAD
Con motivo del 175 aniversario de la fundación de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, creada en 1831 por la reina María Cristina de Borbón como Escuela de Declamación Española dentro del Real Conservatorio de Música y Declamación, se pone en marcha el montaje de El arrogante español o Caballero de milagro coproducido por la Comunidad de Madrid y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), adscrita al Ministerio de Cultura. La obra se estrenará el 19 de octubre dentro de esta serie de manifestaciones culturales programadas por el Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid. La obra es un montaje de Guillermo Heras para la RESAD. Recoge la herencia de otras experiencias desarrolladas por la RESAD en los últimos años para revitalizar la puesta en escena del teatro clásico español. Hay que citar la Compañía José Estruch, que desde el año 1996 ha venido representando clásicos inhabituales en el Festival de Almagro y en otros ámbitos, convirtiéndose en una compañía profesional de repertorio clásico, con una entidad propia y con permanencia en el tiempo. Sus componentes son todos profesionales con experiencia en el teatro y titulados por la RESAD. Pero no es una compañía de escuela: es una compañía profesional, mayoritariamente joven y avalada por la experiencia de todos los que participan en ella. El teatro español ha estado siempre ligado a la RESAD, en especial, el Siglo de Oro: Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca… Nada mejor para conmemorar su 175 aniversario que producir un montaje que entronca con la mejor herencia teatral española.
La obraFechada por Morley y Bruerton hacia 1593, El arrogante español o Caballero de milagro, es un buen ejemplo de la primera época de Lope de Vega, la de las obras escritas en el siglo XVI que dieron fama a su autor y lo colocaron en la cabeza de la monarquía cómica. Comedias de ambiente renacentista, que se diferencian claramente de las de su época de madurez, más barrocas y “decorosas” por la relación que establecen con la comedia latina y con el teatro italiano, tanto en lo que se refiere a la comedia humanística como a los modos y formas de la commedia dell’arte. Un mundo de picardía, de sensualidad franca, traspasado por una incontenible alegría, un sentido del humor que roza lo grotesco y una despreocupación absoluta por el problema del honor son características de las comedias de esta época, en donde abundan los enredos, las escenas descaradas y de un erotismo nada velado. La carnalidad impregna la obra, en donde se suceden escenas de franco erotismo, así como otras de fuerte sabor grotesco en donde se puede apreciar más de una gota de amarga sátira antiheroica y antinobiliaria.
Luzmán, el “caballero de milagro” es un auténtico pícaro, un español que vive en Roma de su gallardía, de su extraordinaria labia y de su habilidad como escritor. De su faltriquera salen los sonetos y los romances con que se gana a los hombres y, sobre todo a las mujeres, que, rendidas por las palabras del gallardo español, le dan cuanto les pide, ropas, dinero y, por supuesto, su persona. Así, vive “de milagro”, con todo lujo sin tener nada, en una ciudad no tan santa en donde el sexo fácil y la buena vida se enseñorean de todos los personajes. Así, a lo largo de las tres jornadas, Luzmán, con la ayuda de su criado Tristán y del rufián Lofraso, logra burlar a la romana Otavia, a la francesita Beatriz, que llega a la ciudad con un soldado valón, Filiberto, y a la bella veneciana Isabela, casada con el viejo Patricio. A la vez tiene que escapar de los intentos de venganza de los galanes de tales damas, como el alférez Leonato y criado Camilo, que lo buscan para matarlo y acaban siempre embaucados por el hábil Luzmán.
Pero todo tiene su final: después de múltiples enredos, Luzmán cae en la tentación de escapar a España con el dinero que le da Isabela y despide a Tristán. Éste descubre el juego y el gallardo español acaba desnudo y apaleado en la calle, llamando inútilmente a las puertas de sus antiguas adoradoras y despreciado incluso por el que fue su criado.