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Bruce Myers: ‘Lamentablemente hoy existen grandes inquisidores’

Bruce Myers responde con calma y piensa bien cada una de las preguntas que le hacen. Es sencillo y tiene una sonrisa que conforta. Ayer tuvo su primer contacto con la prensa en Chile, debido a la presencia en el Festival Santiago a Mil de la obra «El gran inquisidor» que dirige Peter Brook, durante una amena conferencia, que a ratos más parecía una conversación entre amigos. En el Teatro UC, Myers habló de la obra que lo trae al país, “El gran inquisidor”, uno de los montajes más destacados del director inglés Peter Brook. La puesta en escena nos presenta el encuentro entre un Gran Inquisidor, que ha tenido el poder para mandar a muchos hombres a la hoguera durante el período más negro de la Inquisición, y un hombre más allá de lo común: Jesús en su segunda venida. El texto proviene de “Los hermanos Karamazov” de Fedor Dostoievski. Myers destaca que aunque fue escrito en el siglo XIX, y concebido para esa época, es un texto muy contemporáneo. “Me intriga el lenguaje tan religioso, la forma de hablar tan cristiana del inquisidor. Él es, de alguna manera, un buen cristiano”.
En ese sentido, el actor inglés agrega que los argumentos del inquisidor para enfrentarse a Cristo, están bien hechos, tienen peso y coherencia en sí mismos. “Es un hombre muy inteligente, sus argumentos son muy racionales y perturbadores, ya que usa sus poderes para convencer a Cristo… complica al mismo Cristo, diciéndole que los problemas del mundo son su culpa. Pero no lo logra completamente”, explica Myers.
Consultado acerca de que aún puedan encontrarse en el mundo estos “grandes inquisidores”, el actor responde: “Lamentablemente sí”. Y agrega: “Cualquier persona, siendo jefe de Estado, puede utilizar sus poderes contra las vidas del pueblo. Al utilizar su propio poder es un inquisidor”.
En cuanto a Peter Brook, Myers cuenta que es difícil poner en palabras cómo trabaja el renombrado director. Solo asegura que es un ser muy calmo, que confía en sus actores y está siempre ligado al público y a las emociones.
“Un consejo que me dio (Brook) fue trabajar muy fuerte sobre el propio silencio, el silencio interior, para después exprimir muy bien el texto de Dostoievski. A mí me costó mucho, porque no soy calmo”. 


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