Festivales

Ana Vallés, Rosa Casado y Louisa Merino en Escena Contemoránea

Tres de las directoras de teatro que van a pasar este año por la VII Edición de Escena Contemporánea han explicado las claves de sus montajes esta mañana en la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid. Encabezadas por el director del Festival, Roberto Cerdá, quien destacó la gran calidad de los tres montajes en el primero de los desayunos de trabajo que se van a organizar cada semana con motivo del Festival Escena Contemporánea que se inauguró el pasado lunes. Ana Vallés, directora y actriz en la compañía Matarile Teatro, afirmó que su espectáculo truenos&misterios está realizado “por placer y sin ningún tipo de condicionamiento”. Está realizado en cuatro semanas a partir de encuentros intensos entre actores de la talla de Carlos Sarrió, de La Nave de Cambaleo, Mauricio González, performer y Pedro Bermúdez, científico que se sube por primera vez a un escenario, entre otros. Pretende “poner en escena lo que fuimos y lo que somos”, “recuperar el humanismo en las relaciones humanas” y “construir las figuras escénicas a partir de los cuerpos y de los actores”. “Me interesa ver personas y que me hablen como tales”. La idea comenzó a partir de la revista teatral “truenos&misterios” y como consecuencia surgió la concepción de un espacio, de cinco personas en escena, muy determinadas, maduras”. El montaje trata “de lo que fuimos, de las identidades, de esos otros yo, de aquellos que en su momento fuimos y en los cuáles a veces no nos reconocemos, de la madurez, de las personas(…).
Por su parte, Rosa Casado ha presentado su performance Las sin tierra: 7 intentos de cruzar el estrecho, basada en la reflexión “sobre los grandes desplazamientos de población que se dan alrededor del mundo, centrada especialmente en el Estrecho de Gibraltar”. Pretende una nueva reescritura de la realidad a través de acciones cotidianas que pasan a descontextualizarse para explorar nuevas maneras de “pensar” y hacer”. “Cuando veo en las noticias tanta gente llegando en cayucos y pateras, no puedo pensar, me apabullo, se me agarra al estómago y no lo entiendo. Decidí recuperar esas sensaciones para crear mi espectáculo, leyendo investigando, cogiendo cifras, y de ahí generar el espacio para reconocer y mirar, vernos y que no nos sea ajeno”, ha afirmado. “Me interesa compartir esa angustia que estoy teniendo en la acción a nivel escénico y a nivel real”.
Por su parte, Louisa Merino ha explicado la concepción de su montaje Una tierra de felicidad, a land of happiness que parte de la frase”los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”. Por ello pone en escena a un amplio elenco de personas mayores de 65 años, anónimas, que no son actores profesionales, para crear un “caleidoscopio a modo de espejo dónde el espectador se pueda ver reflejado”. Afirmó que “trabajar con mayores es maravilloso, porque miran la vida desde otro ángulo, mucho más puro, sin tanto prejuicio”.


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