La compañía aragonesa Teatro Arbolé presenta el estreno en Zaragoza del espectáculo “El intrépido soldadito de plomo”, basado en la obra de Andersen, según la versión de José Ignacio Juárez Montolío, director también de esta producción. Este montaje, que cuenta la más bella historia de juguetes, se representará en el Teatro de la Estación los días 2, 3 y 4 de marzo. “El intrépido soldadito de plomo” es una historia de juguetes y, especialmente, una hermosa historia de amor entre un soldadito de plomo, que sólo tenía una pierna, y una bailarina de papel. Este cuento de Andersen (uno de los grandes escritores para niños y niñas, autor de obras como “El patito feo”, “La sirenita” o “Las zapatillas rojas) emocionará al público infantil y familiar. Disfrutarán de las aventuras de este soldadito, que realizará un viaje iniciático por las alcantarillas y se enfrentará con ratas y peces, hasta su vuelta a casa en el vientre de un pez para ser fundido en la chimenea junto a su querida bailarina.
Los titiriteros Pablo Girón Carter y Alicia Juárez Sallén dan vida a los personajes de esta obra, con la que Teatro Arbolé quiere rendir un homenaje a Hans Christian Andersen, autor de obras tan importantes como “El patito feo”, “La Sirenita”, “El traje nuevo del emperador”, “La virgen de las nieves” o “Las zapatillas rojas”, y que es considerado uno de los grandes escritores para niños y niñas.
En esta versión, Arbolé utiliza diferentes técnicas de manipulación: títeres de guante, sombras chinescas, luz negra y títeres planos. Y como siempre, esta compañía pretende con su trabajo divertir, encantar, fascinar y hacer que el teatro sea algo fabuloso para los niños y niñas, y deje memoria en su proceso formativo.
Una buena ocasión para recordar a Andersen y rescatar de la memoria esta historia tantas veces contada de padres a hijos, porque los cuentos escuchados se recuerdan mejor que los leídos. “No me explico el trágico final del Soldadito de plomo, sin embargo sé que estas historias son necesarias, que no podrían suceder de otra manera, y que no soy capaz de concebir el mundo sin ellas”, escribió Andersen.
