Estreno de ‘La última noche de la peste’ de Juan Diego Botto
El pasado día 17 de mayo se estrenó en el Centro de Nuevos Creadores de Madrid la obra ‘La última noche de la peste’ escrita por Juan Diego Botto, interpretada por Manuel Solo y Raúl Arévalo y dirigida por Víctor García León. Es la segunda función teatral del actos Juan Diego Botto después de ‘El privilegio de ser perro’ y está dirigida por Víctor García León, bien conocido en su faceta cinematográfica avalada recientemente por el éxito de ‘Vete de mí’ (con guión y dirección suyas) pero que debuta en la tablas con este texto que definió como «una broma sobre la inutilidad del teatro, sobre lo mucho que nos miramos a nosotros mismos».
El joven director de escena, hijo del cineasta José Luis García Sánchez, confesó que la obra de Juan Diego Botto le pareció en un principio «muy sesuda» pero luego comprobó que se trataba de «una parodia».
La función, interpretada por Manuel Solo y Raúl Arévalo, cuenta la historia de dos escritores encerrados en una habitación la noche antes de entregar una versión teatral de ‘La peste’, de Albert Camus. El conflicto estalla entre ellos a través de las distintas visiones que tienen del texto y del teatro en general. Sus diferencias profesionales derivan en lo personal y la tensión se multiplica.
Para García León, la obra es «un tratado sobre la estupidez y tiene mucho más humor de lo que su título sugiere». Es, en su opinión, un texto «con un fino sentido del humor que divierte mucho por lo perversa que es», confesó.
El director de escena reconoció que ésta «no es una obra de venta fácil» aunque confió en que ofrecerá al público «un buen espectáculo teatral». Asimismo, destacó el hecho de que es una función «muy rápida, con ritmo, que no aburre» y aseguró que la acción «va cayendo por un terraplén hasta convertirse casi en un musical».
Su incursión en el mundo de teatro era algo que le «apetecía» mucho porque, como afirmó, «es la madre de nuestro oficio». La gran diferencia entre esta disciplina y el cine, que conoce bien, es «la pérdida de poder» que se siente ante una función teatral. «Estoy acostumbrado a manejar a unos y a otros y en teatro esto no es así. Además es también la primera vez que no dirijo un texto mío», dijo García León.