Ernesto Caballero y Juan Mayorga, juntos en el Teatro de la Abadía
El Teatro de la Abadía, en coproducción con Teatro el Cruce, estrena el 6 de febrero «La tortuga de Darwin», una obra escrita por Juan Mayorga, dirigida por Ernesto Caballero e interpretada por Carmen Machi, Vicente Díez, Susana Hernández y Juan Carlos Talavera. Una noche, un historiador recibe una insólita visita: una señora que se identifica como Harriet y que resulta ser la parlanchina tortuga que Darwin trajo de las Galápagos, al parecer la criatura más anciana del mundo. No sólo ha sobrevivido a su amo, sino además a toda una serie de hitos históricos: dos guerras mundiales, la Revolución Industrial, la de Octubre y la Perestroika. Carmen Machi protagoniza esta fábula a través del espacio y el tiempo. Ella es Harriet, nuestra abuela de las Galápagos, testigo extraordinario que ha visto la Historia a ras de suelo.
La Historia del devastador siglo XX es, en palabras de Ernesto Cabellero, el tema principal de esta Tortuga de Darwin, «una sugerente fábula escrita por Juan Mayorga en la que resuenan ecos de Kafka, Ionesco y Bulgakov. Harriet, la tortuga bicentenaria que estudiara el autor del Origen de las especies, nos hace emprender un vertiginoso viaje por el espacio y por el tiempo como una suerte de chamán capaz de instalarnos en otro ámbito perceptivo desde donde nos es dado contemplar condensados múltiples y determinantes acontecimientos. Esta distorsión del tiempo y del espacio para mirar, consustancial al hecho teatral (su propia raíz etimológica remite a esta circunstancia) ha sido uno de los elementos en los que más nos hemos detenido a la hora de concebir nuestra propuesta escénica: un planteamiento que pretende ahondar en el terreno de lo alegórico y lo fabuloso, y que nos ha llevado a idear como espacio de representación un gran terrario en el que cohabitan los personajes de la obra con algunos de los inopinados dirigentes que han protagonizado el lado más ominoso de nuestra historia reciente. Se pretende así resaltar las cuestiones que con agudeza e ironía se suscitan en la pieza: los resultados de los proyectos emancipadores, el supuesto final de la Historia, la objetividad de su relato… así como la aversión-fascinación hacia lo que la convención social establece como lo monstruoso, en esta ocasión encarnado en una mujertortuga, emblema elocuente de todos nuestros temores y recelos hacia el extraño, hacia el diferente… «.