A partir del 17 de septiembre, La Cubana vuelve a la popular Gran Vía madrileña para reponer uno de sus espectáculos más emblemáticos, dentro de la gira que esta realizando por todo el Estado español celebrando sus 25 años como compañía de teatro. La Cubana lo celebró en Barcelona en enero de 2006 con una gran fiesta para su gente y a continuación empezó esta gira para celebrarlo con su público. En lugar de realizar un espectáculo antológico con trozos de todos sus espectáculos ha preferido reponer uno de sus espectáculos más emblemáticos “Cómeme el Coco, Negro”.
Espectáculo que sin lugar a dudas, es el que resume y sintetiza mejor, el espíritu, la forma de hacer y el talante de la Compañía.
Esta segunda versión de “El Coco” se estrenó el 27 de abril de 2007 en Castellón y hasta la fecha ha visitado más de 40 ciudades, se han realizado 401 funciones y ha sido vista por más de 300.000 espectadores.
Se ha representado en Barcelona, Valencia, Zaragoza, Bilbao, Cádiz, Pamplona, Gijón, Avilés, La Coruña, Pontevedra, Vigo, Vitoria, Málaga, Marbella, Fuengirola, Huelva, Córdoba, Jerez, Cartagena, Lorca, Torrelavega, El Ejido, Aldaia, Gandia, Burjassot, Elda, Elche, Villa-Real, Orihuela, Buñol, Xàtiva, Estella, Molina de Segura, Villena, Petrel, Pego, Altea, Carcaixent y Viladecans, entre otros lugares.
La primera versión de “Cómeme el Coco, Negro” se estrenó en junio de 1989 en el Mercat de les Flors de Barcelona y se representó por última vez en septiembre de 1991 en Cuba, en el Teatro Mella de la Habana. En aquel entonces se hicieron 542 funciones y fue visto por más de 351.000 espectadores.
En Madrid se representó en el Teatro Nuevo Apolo desde el 10 de noviembre de 1989 hasta el 7 de enero de 1990, con un total de 60 funciones.
Ahora, después de 18 años, volverá a hacerlo en el Teatro Compac Gran Vía transformado escenográficamente para la ocasión en un pequeño y acogedor teatro de Music-Hall y variedades.
Entre risas, canciones, lentejuelas y plumas, el espectador podrá revivir imágenes y situaciones de un mundo alegre, alocado y a la vez entrañable que hasta no hace mucho también existía en Madrid.
