Críticas de espectáculos

La fuerza de la costumbre/Thoma Bernhard

El canto de la cabra

Con este sugestivo nombre se conoce en Madrid, en el barrio de Chueca, uno de los espacios teatrales más mágicos de las noches madrileñas. En verano, en la plaza sin nombre a la que llamamos la plaza del olivo, cerrada para la ocasión, podemos presenciar obras de autores como Joyce, Beckett, Bernhard…., que en los tiempos que corren resultan casi nombres prohibidos y nuestras reuniones alrededor del mágico olivo bajo la noche estrellada casi subversivas.

Estos días pasados me he dejado caer por Chueca y por supuesto por El canto de la cabra y he visto La fuerza de la costumbre de Thomas Bernhard. La obra se desarrolla en las afueras de una carpa de circo. Caribaldi, director del circo, obliga a su compañía a ensayar el quinteto La Trucha de Schubert. En veintidós años no ha sido posible tocar hasta el final, sin errores, el quinteto La Trucha. Siempre hay alguien que lo estropea todo.

Con Juan y Elisa, protagonistas de la obra y directores de este proyecto que se llama El canto de la cabra, he estado noches hablando sin parar de teatro, de nuestros sueños, de nuestras locuras,de nuestra impotencia, de nuestro renovado esfuerzo, de nuestro desánimo, de nuestra pobreza, de nuestras decepciones, de nuestra alegría al encontrarte con los queridos colegas , de la inmortalidad, la de los vampiros, de la mortalidad, la nuestra, a la que nos aferramos tanto, de nuestra búsqueda del hogar, de la pérdida de nuestra patria… Y hablamos también de los sueños de los teatreros y de las pesadillas de los funcionarios por sus sueños de grandeza, sueños que no tienen nada que ver con el soñar de cada día a la medida del ser humano, del ser humano del artista, sino con los sueños de los números, de las cifras, de los resultados, del número de butacas, del número de espectadores, del número de aplausos; y hemos comido comida argentina, paquistaní, del desierto, mejicana y hemos reído hasta emborracharnos de risas y orujo y hemos renovado proyectos, viajes, espectáculos, relaciones nuevas, formas nuevas de creación, de dirección de actores, de interpretación y hablado de autores y hablado del espectáculo en cartel, del maldito Bernhard, cuyo Caribaldi lo encarna Elisa con gran acierto y desconcierto general: «En cuanto leí la obra me sentí totalmente identificada, mi vida de cada día es eso, no tengo nada que entender. Es la fuerza de la costumbre»

Cuando vemos un espectáculo, si creemos que no lo hemos entendido, se trata de realizar la operación al revés: Mira tu vida e imagínate un espectáculo.Verás la fuerza de la costumbre y tu lucha contra esta fuerza y a ti mismo ganando y perdiendo ganando y perdiendo…perdiendo…

Si vais por Madrid, dejaros caer por Chueca y acercaros a la plaza del olivo, la plaza sin nombre y escuchad el canto de la cabra.

¡Hasta pronto queridos colegas de Artezblai!

felipelpayaso www.euskalnet.net/agerreteatroa


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