Verdades como puños/Pepín Tre
Charlatán y misionero
Obra: Verdades como puños
Autor: Pepín Tre
Intérpretes: Pepín Moreno (Pepín Tre), José Luis Yagüe, Fernando Sastre.
Bilborock – 24-08-01
Alguien capaz de titular una canción, “O me busco una mujer o me compro unos calcetines de lana” merece la máxima confianza. Pepín Tre es una de las personas capaces de pronunciar más palabras por segundo cuadrado del mundo del espectáculo. Y tanta palabra junta, tan amontonada, tan apretada, se convierte en muchas ocasiones en una balsa de humor y de inteligencia donde aferrarse. Porque este charlatán es un misionero de la alegría compartida por el intelecto, del ritual de la comunicación artística como un acto espontáneo en una fiesta de cumpleaños, manteniendo siempre el espíritu de la normalidad, es decir, hacer que el arte sea un bien común, comunitario, evangelizador, por lo que su mensaje es para redimir a tanta bala perdida que se cree que la música es una sintonía neutra y decorativa que las letras sirven para colocar detrás de los números en las matrículas.
El maestro Pepín nos hace andar a todos por encima de las aguas del lago de los misterios del absurdo racional, de la física cuántica o del desarrollo de los gusanos, pero siempre con el punto de mira colocado en nuestros cerebros, en ese lugar extraño en donde no saltamos convulsionados por una impresión cómica extravagante, sino que vamos acumulando unas energías de felicidad, de amor al género humano capaz de producir un ser con tanta facilidad de unir letras, hacer palabras, lograr frases y no encontrar nunca el silencio que es su máxima esperanza, acabar siendo un cantautor en mimo, un rockero budista, una ópera zen.
Y de todas las maravillosas verdades mentirosas que nos cuenta, la menos sospechosa de hipérbole es cuando asegura que su espectáculo es una ópera con ballet contemporánea. Y así es, es una ópera en donde se cuentan grandes pasiones, grandes amores, desengaños, nos coloca ante el humor que nos devuelve el sentido por la intervención en la vida cotidiana desde el púlpito, o desde una simple caja de cervezas sirva, que nos cuenta que el tiempo y el espacio pueden volverse inversión fructífera, si delante alguien se ha dedicado a pensar, a escribir, a memorizar tanto texto, tan cáustico y tan teatral. Y hacerlo gran ópera contemporánea, con baile, canto y orquesta. Muchos son los que seguirán su apostolado para hacer que la risa sea un acto de conciencia y no un roto en el flato. Y todo con la voluntad globalizadora de quien aprendió a ser por amor, “Tornero, fresador y matricero”, pero que nosotros lo idolatramos como charlatán y misionero.
Carlos GIL