Señorita Julia/Producciones Teatrales Contemporáneas
Por un gesto
Obra: Señorita Julia
Autor: August Strinberg
Intérpretes: Alicia Borrachero, Javier Albalá, Catalina Lladó
Escenografía, vestuario e iluminación: Jean Guy Lecat
Dirección: Juan Carlos Corazza
Producción: Producciones Teatrales Contemporáneas
Complejo Educativo – Eibar- 28-02-02
Arriba y abajo, dos mundos colindantes, la señorita de la casa y el servicio, los pobres y los ricos, las mujeres y los hombres. Toda elección cabe para poner en pie esta magnífica obra dramática. Se pueden recargar las tintas en alguno de los temas o subtemas, de se tejido de situaciones, personajes que se van mostrando conforme avanza la resolución de un conflicto creado con las entrañas y la sabiduría, apostando por un realismo que debe ser completado por cada gesto dentro de una organicidad.
La pasión, los recelos, las caídas sicológicas de Julia o de Juan, son una excepcional confrontación teatral. Dos personajes con una suerte de magia en su propia consistencia estructural que requiere, no obstante, una interpretación qu de acuerdo con la propuesta direccional acaben por hacer de las vagas referencias un hecho teatral incuestionable. Y es en este punto donde esta propuesta se resquebraja. El director parece optar por mineralizar las relaciones, por enrocar los sentimientos, por llevar todo a un terreno de lo físico: gritos, risas destempladas, golpes en las mesas, un violencia contenida y a veces explícita, que parece ser una buena manera de acercar los problemas de clases a nuestros días. Hay atracción y rechazo, discurso dominante, rasgos de una cierta venganza, oscuridad en la pasado, niebla en el futuro, y mientras tanto una noche de san Juan, una magia que no notamos y una superchería que se adhiere.
El la teórica está todo perfectamente colocado, pero en la práctica asistimos a una sensación de falta de credibilidad. Tanto se quiere ir hacia dentro del actor o actriz, que se acaba traspasando y se quedan sin alma, salen unos personajes sicoanalizados hasta la extenuación y todo se convierte en un gesto. Todo por un gesto. Todo por una composición, por un equilibrio, por una vivencia interior, que una vez expresada en el escenario no deja poso. No hay química escénica, no llega nada. Corrección. Todo es correcto, pero son unas interpretaciones de Javier Albalá y Alicia Borrachero que no llegan, que no alcanzan ningún vuelo. No es buena la dicción, no es buena la concentración, no es bueno el tránsito de los personajes. Todo queda, curiosamente, en una contradictoria superficialidad. Y parece que se había ido a la profundidad. Parece que se han pasado y han salido por el otro lado. No obstante el texto es tan bello, que hasta regularmente dicho y hecho produce placer.
Carlos GIL