Bésame el cactus/Sol Picó
Pinceladas de lucidez
Obra: Bésame el cactus
Coreografía: Sol Picó
Textos: Rafael Metlikovez
Intérpretes: Sol Picó, Joan Manrique
Escenografía: Lali Canosa
Iluminación: Silvia Kuchinow, Gina Cubeles
Dirección teatral: Txiki Berraondo
Dirección: Sol Picó
Teatro Ayala –Bilbao- 17-04-02
Sol Picó propone al público que le lance tomates si es que su espectáculo no le acaba de agradar. Sol Picó juega con los territorios, con los flexibles límites entre la danza y el teatro, donde acaba instaurando una buena proclama a favor de la interpretación, es decir que bailar, cantar o decir un texto es una misma actitud en donde quien la ejecuta debe transformarse, asumir otra personalidad, otro rol y a partir de ahí establecer todas la claves comunicativas, expresivas y artísticas con el público.
Plantea Sol Picó una bonita disyuntiva al establecer un espacio lleno de detalles significantes, pero que nunca acaban de convertirse en presencias excesivamente agobiantes. Son espacios, con elementos de escenografía y atrezzo que son utilizados para ir recorriendo un camino cardinal que se va desplazando hacia el centro geométrico del escenario y a la máxima expresión de su centralidad, ella, Sol Picó haciendo de clown, hablando con el público, volando por el escenario con sus armadura o bailando descalza con los ojos vendados entre unas docenas de macetas con cactus.
Es decir, un riesgo físico, un riesgo conceptual, un riesgo asumido que se convierte en un elemento fundamental para que el espectáculo transcurra dentro de unos parámetros de excitación por los cambios de ritmos, por la sencillez de las resoluciones, por una concatenación de pequeñas piezas que se unifican en el desparpajo interpretativo de Sol Picó y de su ayudante, una sombra masculina, que parece jugar al ajedrez al fondo, que le sirve en todas las acciones, una especie de maquinista-bailarín, que completa la propuesta.
Se nota la disposición escénica, que firma la donostiarra Txiki Berraondo, que le dota de esa magia especial que todo lo preside y que ayuda la capacidad de la intérprete y toda la dramaturgia establecida para tejer esta oferta de espectáculo total, bastante divertido, que pasa como una exhalación y que deja algunas pinceladas de lucidez.
Carlos GIL